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“Todo se vale en el amor y en la guerra”

Otra pequeña embarcación fue destruida por órdenes superiores del Gobierno norteamericano en aguas de la misma región informándose la muerte de cuatro personas; el video mostrado del hecho es muy explícito y de mayor claridad que el del primer ataque.

Jesús Canale

El pasado día 2 de septiembre la armada estadounidense hundió en el Atlántico sudamericano una embarcación civil con once personas que presuntamente traficaban droga.

A partir de entonces los comentarios oficiales del Gobierno norteamericano sobre el ataque han sido que se trata de prácticamente de una guerra, pero del lado extraoficial estadounidense han surgido opiniones de que tal acción no reunió las condiciones para ser considerada y tratada como un acto de guerra y se cuestionó la certeza de que todos los once muertos en el ataque hubieran sido realmente narcotraficantes e incluso se mencionó que no había una información confirmada de que se conociera siquiera la identidad de todos los ocupantes del bote.

Voces oficiales del Gobierno estadounidense respondieron a esto último diciendo que se conocía exactamente la identidad y complicidad de todos esos individuos, aunque destacados medios independientes no compartieron el sentido de victoria sobre el que la administración gubernamental insistía e insiste.

Pues bien, ayer viernes por la mañana otra pequeña embarcación fue destruida por órdenes superiores del Gobierno norteamericano en aguas de la misma región informándose la muerte de cuatro personas; el video mostrado del hecho es muy explícito y de mayor claridad que el del primer ataque.

El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Pete Hegseth, informó textualmente ayer mismo que “… por orden del presidente Donald Trump dirigí un ataque cinético letal contra una embarcación de narcotráfico afiliada a organizaciones designadas como terroristas en el área de responsabilidad del Comando Sur de EE.UU. Cuatro narcoterroristas masculinos a bordo murieron en el ataque y ningún miembro de las fuerzas estadounidenses resultó herido. La operación se realizó en aguas internacionales, cerca de la costa de Venezuela, mientras la embarcación transportaba importantes cantidades de narcóticos, con destino a Estados Unidos para… envenenar a nuestro pueblo”.

En un mensaje de “X” el citado secretario anotó que tales acciones “continuarán hasta que se acaben las acciones contra el pueblo estadounidense”. Esto ratifica que el “conflicto armado no internacional” contra el narcotráfico quedó ya establecido en América Latina.

Lo más probable es que se reinicien y aún crezcan los comentarios que sugieren que tales acciones, que pudieran ser aceptables en un entorno de ética castrense (ética de guerra), no lo serían tratándose de un conflicto en donde los de un lado son combatientes militares y en la otra parte se trata de criminales civiles y quedando aún en entredicho si pueden equipararse con terroristas. Es una situación que por ahora me parece indefinida y que exigirá, ante lo novedoso de su surgimiento, una definición consensuada en el seno de organismos internacionales. (Algo semejante ocurrió en 2007 con los asambleístas del entonces Distrito Federal que, para pasar más fácilmente la iniciativa de ley del aborto en la capital del País, decidieron eliminar la palabra aborto en embarazos de hasta doce semanas -aunque en todo el mundo se llama aborto-, y en su lugar utilizar el término de “interrupción legal del embarazo”, dejando la palabra aborto sólo para la terminación del embarazo después de la semana 12; de esta manera y muy fácil, claro está, desapareció el ilícito de aborto en las primeras 12 semanas). En la ley, la letra -aunque sea incorrecta- puede ser más poderosa que el concepto.

De igual manera, si en lugar de “lucha o conflicto” se dice “guerra”, pues bajo el centenario aforismo británico de que “todo se vale en el amor y en la guerra” (“All is fair in love and war”) pues igualmente todo podría hacer lícito o válido en cualquier lucha, nomás llamándole “guerra”. Como quiera que sea, ahora el narco tendrá mucho más cuidado que años atrás, y en relación a nuestro País, la anunciada presión desde el Norte seguirá abonando al repliegue del narco mexicano tal y como hemos visto con las capturas grupales y “extradiciones” exprés que, forzadas desde el nuevo Gobierno del vecino, han ido reduciendo la presencia en nuestro suelo nuestro de no pocos mandos de cárteles mexicanos.

Pero -repito- que las comentadas nuevas acciones de aroma bélico de los Estados Unidos sean actos lícitos de guerra y no ejecuciones sumarias, a mí -como a tantos otros, según veo- no me queda claro. (Y, por cierto, no todo se vale en el amor ni en la guerra.).

Médico cardiólogo por la UNAM.

Maestría en Bioética.

jesus.canale@gmail.com

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