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Sheinbaum pide pruebas y más pruebas

La presidenta se mostró deseosa de no parecer instalada en un plano de ajusticiamiento político y eventualmente judicial respecto al muy enredado senador Adán Augusto López...

Julio Hernández López

Astillero

La presidenta Sheinbaum se mostró deseosa de no parecer instalada en un plano de ajusticiamiento político y eventualmente judicial respecto al muy enredado senador Adán Augusto López Hernández, a tal grado que aseguró que el desgaste de este naufragante personaje de la 4T “viene de todos los medios que han estado generando esta…” (frase inconclusa).

Peculiar explicación de tal “desgaste”, pues dos puntos críticos del caso han provenido, en realidad, del propio ámbito oficial: Un general que informó en Villahermosa de las órdenes de aprehensión contra el ex jefe policiaco Hernán Bermúdez, acusado de ser líder criminal, y la develación de datos fiscales y discrepancias en declaraciones patrimoniales, que no han sido desmentidos por el Servicio de Administración Tributaria.

Y ayer, en su conferencia matutina de prensa, se pertrechó de forma muy reiterada tras la petición de pruebas para no emitir un juicio descalificatorio del tabasqueño que nombró a un criminal como jefe policiaco y que sigue entrampado en el tema de ingresos millonarios, declaraciones patrimoniales y pago de impuestos.

En la tribuna más poderosa del País, donde continuamente se emiten señalamientos rudos contra adversarios políticos, sin que haya pruebas judiciales de lo que muy probablemente con toda razón se les acusa de manera informal (un ejemplo, el “lavado de dinero” de “Alito” Moreno para adquirir propiedades ahora expropiadas), la Presidenta pidió una y otra vez que los señalamientos a Adán Augusto se sustenten en pruebas y procesos judiciales formales.

Además, Sheinbaum insistió, ante la persistencia profesional del reportero Alonso Urrutia, de La Jornada, en mencionar que durante el periodo trunco de López Hernández en el Gobierno de Tabasco, con el jefe policiaco ahora acusado de ser jefe mafioso, se produjeron reducciones estadísticas de criminalidad e incluso puntualizó que las expresiones el pasado martes en el Senado, por parte de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez (a quien respaldó), no implicaron referencia al mencionado Adán Augusto (“No tiene nada que ver con eso, nada”).

En otro tema, ayer se multiplicaron las protestas contra la previsible detención de la flotilla humanitaria que pretendía llegar a Gaza. Como ha sucedido en otras ocasiones, las fuerzas israelíes impidieron el paso de las embarcaciones y detuvieron (secuestraron, sería un término más apropiado) a quienes viajaban a bordo de ellas, provenientes de más de 40 países.

En espera de los trámites aplicados en sucesos parecidos, consistentes en apresar a los navegantes y luego expulsarlos del país, se produjeron manifestaciones de diverso grado de enjundia y organización en diversas partes del mundo. En México hubo protestas en la capital del País e incluso bloqueos de vialidades importantes. La demanda inmediata es la liberación de los activistas, además del freno al genocidio en Gaza y el castigo a los responsables históricos, Benjamin Netanyahu en primer lugar, pero no sólo él.

Para hoy están convocadas otras movilizaciones en la Ciudad de México que, además, critican la postura burocratizada del Gobierno mexicano, cuya cancillería, con Juan Ramón de la Fuente a la cabeza, se mantiene en una especie de pasmo diseñado para no incomodar a los gobiernos de Israel y Estados Unidos, si acaso con boletines de prensa, “medidas” consulares insuficientes y declaraciones descafeinadas.

Y, mientras se produce la ironía (o no) de que la casa de bolsa Vector, cuyo propietario principal, Alfonso Romo, fue jefe de la oficina del presidente López Obrador, ahora transfiera ciertas carteras y activos (luego de haber sido acusada por Estados Unidos de lavado de dinero) a Finamex, la casa de bolsa acusada en 2012 de triangulaciones y maniobras sucias para apoyar el fraude electoral “a billetazos” del priista Enrique Peña Nieto contra el propio López Obrador, ¡hasta mañana!