Un presupuesto federal super endeudado
Esa será la premisa con la que operará el Gobierno Federal en el 2025. Gastarse lo que no tiene. Y no, no es nuevo.

Esa será la premisa con la que operará el Gobierno Federal en el 2025. Gastarse lo que no tiene. Y no, no es nuevo.
Uno de los problemas más grandes que se tiene en el gobierno es la falta de eficiencia en el manejo de los recursos públicos que, por alguna extraña razón, cuando el dinero que van a recaudar por impuestos, derechos y venta de los servicios públicos no les va alcanzar, en lugar de apretarse el cinturón y ahorrar en todo lo posible, los gobernantes optan por lo más “sencillo” que es endeudarse y traspasar ese compromiso, ese adeudo, a la siguiente administración, o peor aún, como parece que está sucediendo esta vez, a la siguiente generación.
Da igual todos los brincos y maromas que hagan los partidarios de la (mal llamada) 4T para justificar lo que pasará este año: el déficit en el sector público será muy grande y sin ninguna justificación real a menos que, como hemos sospechado muchos, el discurso de hacer todo con “recursos propios” y “sin deuda” que tanto pregonó el Presidente anterior y lo hace la actual, sea otra mentira más (¡otra!) y se tengan que tapar muchos hoyos fiscales y deuda encubierta.
Como casi siempre ha sucedido con este gobierno, se dice una cosa y se hace otra, pero para eso están los documentos oficiales: según lo propuesto en la Cámara de Diputados este mismo mes, el próximo año será, otra vez, un año de operación gracias a la deuda pública pero sin ningún proyecto visible que pueda justificar el solicitar un endeudamiento que, acumulado, llega a más del 50% de PIB (producto interno bruto) en préstamos, deuda a corto y largo plazo. Mucho dinero para una administración que pregona que no solicita préstamos para la operación diaria o cuando menos no lo acepta públicamente.
Los datos ya nos enteramos profusamente: la borrachera fiscal de Amlo nos ha llevado a un dato que asusta: todos los gobiernos previos a esta nueva era que vivimos, pidieron préstamos por 10 billones de pesos y en 7 años (6 de amlo y uno de Claudia) vamos a llegar a 20 billones ¡un dineral!
Uno podría entender que una obra pública necesaria requiriera un financiamiento a largo plazo, pero esos no parecen ser los motivos del presupuesto final anual del gobierno aprobado por la fracción morenista y sus aliados.
La suposición que comentan todos los analistas fiscales y financieros, es que el dinero “extra” se utilizará para lo que intuimos será el sostenimiento de la política social (ampliando programas), y las necesidades financieras evidentes (en el futuro inmediato) donde se tiene que pagar por las pérdidas gigantescas de operación que tendrán las “grandes” obras: AIFA, Dos Bocas, Tren Maya, Interoceánico y demás, que requerirán recursos públicos adicionales para sostenerse al menos mucho más años porque se planearon deficitarias (además de lo mucho que tardaremos en recuperar la inversión que se hizo en ellas).
Luego está también el dinero que urge seguirle metiendo a los barriles sin fondo que son nuestras empresas “productivas” del estado, Pemex y la CFE, cada vez con peor operación y mayores pérdidas. ¿Cuándo nos vamos a decidir a vender esos malos negocios?
Total que, financieramente, no será un buen sexenio para la Presidente, total, ya estamos endeudados y los mexicanos seguiremos pagando estas decisiones (que podría tachar de irresponsables). Que triste que el gobierno que iba a ser diferente, termine tan igual (o peor) como los demás.
*- El autor es un opinólogo tijuanense enamorado de su ciudad.
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