La última pregunta y las balas marcadas

Cuando la bala disparada desde la azotea de un edificio ubicado a 137 metros de allí penetró su cuello destrozando la arteria carótida izquierda, vaso por el que fluye un torrente muy caudaloso de sangre hacia el cerebro, y luego siguió su curso destrozando relevantes estructuras de la parte posterior del cuello y quizás de la base del cráneo, las probabilidades de sobrevida de Charlie Kirk quedaron reducidas al mínimo.

Segundos antes del impacto el polémico y joven activista de corte conservador, de apenas 31 años de edad, ya casado y padre de dos pequeñas, se encontraba dando respuesta a la pregunta de uno de los asistentes, de nombre Hunter Kozak, liberal, de 29 años de edad también casado y padre de dos niñas, una de ellas por cierto recién nacida, que cuestionaba a Kirk sobre un tema que consideraba que lo pondría en aprietos pues se trataba de conocer su opinión acerca de los tiroteos masivos en los que se han visto implicadas personas transexuales y tras el ir y venir de un par de comentarios fue cuando se escuchó el disparo que por cierto Kozak supuso inicialmente que sería un petardo pero, con la vista fija en Kirk que atendía a su pregunta, vio desde los pocos metros que los separaban el momento en el que del cuello de Kirk brotaban de manera pulsátil volúmenes cuantiosos de sangre y a partir de ese momento se generó la huída y acelerado alejamiento de la multitud.

Kozak quedó seriamente impactado por las características de esos momentos que después, viéndolos en perspectiva, los concretó en el hecho de que él era un oponente ideológico y político de Kirk, al que justo recién le había hecho una pregunta comprometida dejando la evidencia que no pensaba como él y la extraña coincidencia de que muere Kirk de un balazo precisamente cuando estaba dando su opinión sobre tiroteos masivos, tema segundos antes provocado por el mismo Kozak, y ha comentado que ya se veía a sí mismo visitado por la Policía por considerarse sospechoso de estar en alguna forma involucrado en el crimen; textualmente ha manifestado “no podría haber hecho una pregunta peor”.

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La noche del Grito

En buena medida le sirvió a Kirk recordar lo que todos ya sabían, que aunque en los encuentros con Kirk entre los estudiantes y demás interesados que asistían buen número eran personas que simpatizaban con su postura, también solían asistir quienes tenían posiciones opuestas y que el mismo activista era quien promovía que asistieran sus opositores por la oportunidad que le daban de contrastar ideas y puntos de vista, lo cual parecía lógico ya que Kirk era el activista conservador más destacado en los Estados Unidos de los últimos años, por su retórica muy persuasiva.

Kozak, un tiktoker estudiante de educación en matemáticas, si bien discrepaba en casi todo de Kirk, compartía con él su pasión por la libertad y el ánimo de debatir sin temores.

Ha quedado claro que Kozak no está de acuerdo con acallar a nadie con violencia y ha reprobado los aplausos de algunos de sus correligionarios por la muerte de Kirk.

Otro personaje, éste en triste posición, es el sospechoso del asesinato.

Hasta el día de ayer viernes ya tarde sobresalía información de las mismas autoridades policíacas -FBI y demás- que la manera de expresarse del presunto asesino, Tyler Robinson, durante los interrogatorios ha sido de un cinismo pocas veces visto, poseedor además de una colección de imágenes y dibujos esotéricos muy extraños y que por cierto los investigadores le han recuperado casquillos de bala marcados con diversos mensajes, como “Ey, fascista, atrápala”, “Si lees esto, eres gay, LMAO” (iniciales que en inglés corresponden a “laughing my ass off” y que equivaldría en español a “me carcajeo”).

El periodista mexicano de Televisa, Enrique Acevedo ha mencionado que los detectives que han escuchado las respuestas y dichos de Robinson mencionan que ha dejado en los separos un extraño ambiente de misterio, de algo más allá de lo natural.