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Collins y Peters tenían razón… pero no completamente

Kodak, Motorola y Sears simbolizaban éxito. Hoy esos gigantes son estudios de casos de fracaso.

Alberto Cárdenas Aldrete

Crece o muere, ventas con estrategia

En los 80 y 90, ser citado en Busca de la excelencia de Tom Peters o Empresas que perduran de Jim Collins y Jerry Porras era casi un pase a la inmortalidad empresarial. Kodak, Motorola y Sears simbolizaban éxito. Hoy esos gigantes son estudios de casos de fracaso.

Esto me llevó a preguntarme: Si incluso las compañías “modelo” pierden brillo, ¿qué debemos hacer quienes dirigimos empresas medianas en México para no repetir esa historia? Este artículo revisa las ideas de Peters y Collins, lo vigente y lo que faltó en sus diagnósticos, para extraer lecciones prácticas.

En busca de la excelencia, analizaron 43 compañías “excepcionales” y destilaron ocho atributos que, según ellos, explicaban su éxito:

• Cercanía al cliente.

• Autonomía e innovación.

• Productividad mediante personas.

• Valores compartidos.

• Dirección sencilla, poca burocracia.

• Enfoque en el core business.

• Liderazgo práctico.

• Aprender haciendo.

Entre sus ejemplos estaban Kodak, Motorola y Sears. Entonces eran sinónimo de liderazgo; hoy recuerdan que la excelencia no es eterna.

En Empresas que perduran estudiaron compañías visionarias que habían sido grandes por décadas, y propusieron principios para construir organizaciones duraderas:

• Estimular progreso constante.

• Propósito antes que utilidades.

• Mecanismos autónomos.

• Desarrollo interno de liderazgo.

• El reloj en lugar del relojero.

• Cultura fuerte y compartida.

Sus ejemplos: Circuit City y HP fueron estrellas en su momento. Hoy, Circuit City quebró y HP, aunque sigue operando, perdió relevancia frente a competidores.

¿Por qué tantas “empresas modelo” perdieron brillo? No porque sus principios fueran falsos, sino porque dejaron de ser suficientes. Pienso que faltan algunos como estos:

• Velocidad del cambio tecnológico: Motorola tenía tecnología punta… hasta que la tecnología avanzó más rápido que ellos.

• Modelos de negocio disruptivos: Sears y Circuit City miraban sólo a su competencia directa; no vieron venir el e-commerce con Amazon.

• Ceguera del éxito: Varias compañías fueron prisioneras de su propio modelo ganador. Kodak prefirió no apostar por la fotografía digital para no perder su lucrativo negocio de rollos.

• Falta de ecosistemas colaborativos: HP no se posicionó en servicios en la nube o inteligencia artificial. Mientras Microsoft y Amazon creaban redes de desarrolladores y startups, HP permaneció cerrado.

Aunque los autores no pudieron anticipar todos los principios, dieron en el clavo con otros básicos que siguen y seguirán vigentes:

• Cercanía al cliente (Peters): Hoy más relevante que nunca, pero exige canales digitales, escucha en tiempo real y cercanía a nuevas generaciones.

• Aprender haciendo (Peters): Anticipó la tendencia a PMV (producto mínimo viable) y Lean Startup.

• Autonomía e innovación (Peters): Sigue siendo motor de diferenciación, recordando que la competencia puede venir de otros giros (como Airbnb a hoteles).

• Cultura fuerte y compartida. (Collins): Creo firmemente que la cultura se come a la estrategia. No hay más que decir.

• El reloj en lugar del relojero (Collins): Las organizaciones no deben depender del líder, sino funcionar autónomamente.

Claves para no perder el brillo hoy:

• Revisa tu modelo cada dos años como si fueras un nuevo competidor entrando al mercado.

• Desarrolla sensores externos: Escucha a clientes jóvenes, observa tendencias globales, identifica startups emergentes.

• No te enamores de tus productos; enamórate de resolver problemas del cliente, aunque la solución cambie.

• Construye resiliencia cultural: Un equipo que aprende rápido vale más que un producto estrella.

Peters y Collins nos enseñaron que es posible tener empresas extraordinarias. Los casos que fallaron muestran que la excelencia es un verbo, no un adjetivo. No basta con llegar; hay que mantenerse.

Si eres empresario, pregúntate:

• ¿Qué decisiones estoy tomando como si mi contexto no fuera a cambiar?

• ¿Qué fortalezas actuales podrían volverse debilidades mañana?

• ¿Qué señales del mercado estoy ignorando porque “siempre lo hemos hecho así”?

Ninguna empresa está condenada al ocaso si mantiene la humildad y la disciplina para seguir aprendiendo.

Alberto Cárdenas Aldrete

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