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Necesario apoyo a ganaderos

Se le agradece a la Presidenta esa valiosa y oportuna ayuda que fortalecerá a la ganadería y a la producción de carne en el campo coahuilense.

. Catón

De política y cosas peores

El sultán Ates poseía un harén de 100 hermosas odaliscas. Hombre viripotente, cada noche gozaba con 10 de ellas. Perdió el sultanato a consecuencia de una rebelión, y se vio obligado a pedir asilo en los Estados Unidos, y a buscar empleo. (Eran los tiempos anteriores a las Torres Gemelas y a Trump). Fue con Sol Hurok y le ofreció sus servicios. “¿Qué sabe usted hacer?” -le preguntó el famoso empresario de espectáculos. Contestó el sultán: “Puedo hacerles el amor a 10 mujeres seguidas, una tras otra”. Se llevó a cabo la función, a teatro lleno por lo interesante de la propuesta (así se dice), pero el hombre pudo nada más con nueve mujeres. El irritado público exigió la devolución de su dinero. Furioso, Hurok le preguntó al sultán: “¿Qué le sucedió?”. “No me lo explico -respondió él, apenado-. Antes de la función ensayé con otras 10 mujeres, y todo salió bien”. Dos rituales quedan reservados únicamente para los varones: La misa y la carne asada. La misa pertenece a lo de más allá, y yo estoy instalado -por ahora- en el más acá. Así, me ocuparé del tema de la carne asada. Disfruto grandemente de ese manjar norteño, cuya preparación es toda una liturgia. Suelo decir que en Coahuila tenemos tres platillos típicos: Carne asada término medio, tres cuartos y bien cocida. En verdad al decir eso falto a la verdad, pues otras galas de gula disfrutamos, sabrosísimas, como la fritada de cabrito, lujo de cocina que José Alvarado calificó de más barroco que el más barroco mole oaxaqueño. Eso para refutar el dicho de Vasconcelos en el sentido de que el Norte es el reino de los bárbaros de la carne asada. En efecto, platillo cardenalicio es la fritada. Quien haya probado la que ofrece en mi ciudad “El Chivatito”, feudo de Lalo Cárdenas, se habrá asomado al paraíso. A mí la carne asada me gusta término medio rojo. “Lo cocido bien cocido, y lo asado mal asado”. Hace algún tiempo los ganaderos coahuilenses tuvieron un problema grave porque Estados Unidos cerró la frontera. Los salvó del apuro un político que aspiraba a ser Gobernador del Estado. Cada fin de semana organizaba carnes asadas multitudinarias a fin de formar una clientela electoral. No obtuvo la candidatura, pero rescató a la ganadería. Dijo de ese político un caporal de rancho: “Merece una estatua, aunque sea de zoquete”. En Saltillo la presidenta Sheinbaum anunció que el Gobierno federal destinará una importante suma para apoyar a los ganaderos de Coahuila que de nuevo afrontan momentos de dificultad. Se le agradece a la Presidenta esa valiosa y oportuna ayuda que fortalecerá a la ganadería y a la producción de carne en el campo coahuilense. El próximo domingo voy a hacer una carnita asada con mis hijos y mis nietos. La doctora Sheinbaum está cordialmente invitada. En un periódico de provincia apareció este interesante anuncio: “Agradecemos profundamente al doctor Ligario Tijerias y al personal de la Clínica Nostork las atenciones que tuvieron con nuestro familiar, Generio Pitocho, con motivo de la vasectomía que le practicaron”. Y firmaban su esposa Fecundina y sus hijos Pedro, Antonio, Rosa, Guadalupe, Juan, Jesús, Gertrudis, Rosalía, Rodolfo, Bernardino, Alfonso, Petra, Pablo y Trinidad. Llegó un circo al pueblo. Entre sus principales atractivos estaba una audaz y bella domadora que entraba a la jaula con un león, un tigre, una pantera, un leopardo y un oso. Las sinuosas formas de la artista inspiraron a un playboy local a cortejarla. Ella declinó el cortejo. Le dijo al tipo: “Tengo novio”. Preguntó el avieso galán: “¿Es celoso?”. “No -respondió la domadora-. Es el trapecista”. FIN.

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