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Sobre el nuevo Poder Judicial

Habrá una muy empinada curva de aprendizaje. Mientras tanto, la justicia mexicana sufrirá con juzgadores sin experiencia alguna.

Leo Zuckermann

Muy bonito, muy republicano, el acto de ayer de la toma de posesión de los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). No todos nuevos, por cierto, ya que tres de ellas venían desempeñándose en ese puesto.

Buen discurso del nuevo ministro presidente, Hugo Aguilar. Se acabaron los privilegios judiciales. El pueblo de México ahora sí tendrá acceso a la justicia. Atinadas referencias históricas y compromisos de austeridad y eficacia.

Perfecto.

Sin embargo, escuchando a Aguilar no pude dejar de olvidarme de dos cosas. Un par de elementos que siempre tendremos que tomar en cuenta cuando hablemos de la conformación de esta nueva Corte.

Primero, esos ministros son el resultado de una elección fraudulenta. Llegan, en este sentido, con un problema de legitimidad. Con una baja participación electoral del 13% y gran cantidad de votos anulados, los ganadores de la contienda fueron los que aparecieron en “acordeones” que el gobierno y su partido repartieron por toda la República.

Quedaron, así, los candidatos que quería Morena. Candidatos que, además, habían sido filtrados por ellos mismos para aparecer en las boletas.

Una mayoría de consejeros del INE y magistrados del Tribunal Electoral controlados por Morena legalizó esta maniobra fraudulenta a todas luces. De esta forma se consagró, por un lado, la defenestración de la Suprema Corte de Justicia existente y la alineación de una nueva con abogados allegados a la llamada “Cuarta Transformación”.

Como bien señaló el periódico Reforma ayer en sus ochos columnas, se logró el objetivo de López Obrador: “Todo el poder”. Ahora Morena controla el Ejecutivo, ambas cámaras del Legislativo y el Judicial.

Segundo elemento que recordar: Una de las tres ministras que repite en el cargo es Yasmín Esquivel, una mujer que plagió sus tesis de licenciatura y doctorado. Plagiar es robarse las ideas de otro. Luego entonces, Esquivel, quien debió haber renunciado a su cargo una vez que se descubrió que era una ladrona, no solo permanece en la Corte, sino que eventualmente será su Presidenta.

No dijo Aguilar que una plagiaria será la encargada de adjudicar justicia para el honorable pueblo de México.

No podemos ni debemos dejar de recordar estas dos piezas informativas en la conformación de la nueva SCJN.

¿Qué podemos esperar hacia delante?

Pues sí, sumisión de la Corte al liderazgo morenista. Si ellos salieron elegidos por gracia y obra de Morena, si les deben la chamba a ellos, no hay que ser un genio como para predecir que por interés y convicción estarán muy cercanos a lo que decida la Presidenta.

Quizá veremos algún tipo de independencia en casos que no le importe mucho al Ejecutivo federal. Incluso para presumir que sí son autónomos. Pero en los casos en que la Presidencia tenga mucho interés de que se sentencien de cierta forma, auguro que la nueva Suprema Corte actuará en consecuencia, es decir, decidirá a favor del gobierno.

No seamos ingenuos. Morena no hizo toda esta reforma en vano. Aquí hubo un diseño institucional para capturar a la Suprema Corte, como ya lo habían hecho con el Tribunal

Electoral. Por más bonito que hable Aguilar, al final veremos una alineación de los intereses del Ejecutivo federal con las decisiones de la Corte.

Ahora bien, ayer no solo tomaron posesión los nuevos ministros de la SCJN sino también jueces de una jerarquía menor. Esos son los más importantes para la justicia cotidiana. Los que resuelven conflictos y controversias entre personas (físicas y/o morales) y hacen cumplir las decisiones judiciales.

Son miles de casos que se procesan cada año en el ámbito federal incluyendo los juicios de amparo que son muy relevantes en nuestro sistema judicial. Ahora, nuevos jueces y magistrados procesarán estos casos. Estamos hablando de abogados sin experiencia en la judicatura que entrarán a aprender cómo se imparte justicia comenzando con los procedimientos que manda la ley.

Habrá una muy empinada curva de aprendizaje. Mientras tanto, la justicia mexicana sufrirá con juzgadores sin experiencia alguna.

El investigador de la UNAM, Javier Martín Reyes, lo compara como si se hubiera llegado a la conclusión de que el sistema de salud pública tenía graves problemas y que, para resolverlos, lo mejor sería despedir a todos los médicos y sustituirlos con unos elegidos por voto popular sin experiencia alguna.

Me parece afortunada esta analogía. Imaginemos el caos que esto generaría en el sistema de salud. Pues es lo que habrá en el sistema judicial con todo y la buena retórica del ministro Aguilar. Los hechos hablarán, y muy pronto. Yo no les doy el beneficio de la duda porque todos estos juzgadores surgieron de una elección fraudulenta.

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