Surge un líder de oposición (en Estados Unidos)
No es fácil ser oposición frente a un régimen autoritario en ciernes.

Epicentro
No es fácil ser oposición frente a un régimen autoritario en ciernes. En México, la naturaleza del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018 y su confirmación a través de la victoria de Claudia Sheinbaum hace un año han hundido a la oposición en la parálisis. El colapso de los partidos políticos tradicionales y la ausencia de figuras opositoras carismáticas y con imaginación política han allanado el camino al proyecto hegemónico del Gobierno. Que la oposición mexicana no haya podido articular un argumento frente a la construcción de la mayoría legislativa artificial, la reforma judicial y, en el siguiente capítulo de nuestra erosión sistemática, la reforma electoral, es el testimonio más claro del páramo en el que se encuentra.
En Estados Unidos, la oposición se aglutina en el Partido Demócrata. En teoría, el sistema bipartidista estadounidense debería facilitar la resistencia frente al ataque del trumpismo a las instituciones. No existen, como en México, estructuras dispares con una lista interminable de intereses que coordinar. Eso no quiere decir que los demócratas sean un ejemplo de disciplina. No lo son. Pero son un solo partido.
Lo que ha ocurrido es todo menos una resistencia eficaz. El regreso de Trump a la Casa Blanca remitió a los demócratas a una parálisis acompañada de una creciente perplejidad. En los primeros seis meses de Gobierno, Trump ha hecho y deshecho sin tener enfrente ningún contrapeso.
Eso parece estar llegando a su fin gracias a la aparición de una figura que ha entendido bien el momento: El gobernador de California, Gavin Newsom.
A diferencia de prácticamente todas las demás figuras de su partido (con excepción, quizá, del gobernador de Illinois, J. B. Pritzker), Newsom ha comprendido que la manera de contrarrestar la relevancia pública y el dominio de la narrativa de Trump es utilizando sus mismas herramientas retóricas. En lugar de limitarse a indignarse por las barbaridades de Trump, Newsom lo expone reiteradamente, burlándose de su lenguaje y de su estilo, y mostrando la ridiculez que, en el fondo, define tanto la personalidad del Presidente de Estados Unidos.
Y no sólo eso.
Newsom también ha comenzado a apropiarse de la estética del trumpismo, utilizando imágenes de supuesta ultramasculinidad para presentarse como un contrapeso y una alternativa a Trump. A ese despliegue de creatividad en redes sociales, suma un discurso claro sobre los peligros del trumpismo.
Es difícil saber si ese discurso será suficiente en una hipotética elección presidencial en 2028. Además de ser anti-Trump, Newsom y los demócratas deberán tener una agenda propositiva. Pero Newsom está en el camino correcto.
Frente a la amenaza autoritaria, la única reacción inadmisible es la parálisis y el silencio. El vacío concede, y de pronto ya es demasiado tarde.
León Krauze
@LeonKrauze
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