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Un cubano en Marsella

En Como polvo en el viento (Tusquets, 2020), Leonardo Padura (La Habana, 1955) narra la historia de su generación, que sale de Cuba en busca de una vida mejor.

Rubén Aguilar

En Como polvo en el viento (Tusquets, 2020), Leonardo Padura (La Habana, 1955) narra la historia de su generación, que sale de Cuba en busca de una vida mejor. El texto es un drama coral de un grupo de amigos que por las condiciones económicas, políticas y sociales se ven obligados a dejar la Isla.

El exilio, dice Padura, “nos afecta a casi todos. A los que se fueron, a los que nos quedamos, a la sociedad, a la economía, a la cultura (…) Ha afectado a las personas y a la sociedad, a la nación”.

En una cervecería al aire libre en el barrio de Panier, en el centro histórico de Marsella, Francia, mi compañera, una de mis hijas y yo fuimos a cenar, todos los comensales eran familias francesas o grupos de amigos, y ahí nos tocó de mesero a Rolando, un cubano negro de 2 metros de altura, que se puso a platicar con nosotros. Aquí transcribo la conversación.

Nos dijo que llegó aquí en 2016, que volvió a Cuba en 2020 y quedó varado un año por la pandemia. Vivió otra vez las condiciones de las cuales había huido. Nos dijo que en Francia se paga bien el trabajo, que hay buenas prestaciones, pero que las personas no se ríen, no manifiestan alegría.

Y que eso se agrava durante el invierno, cuando todos se vuelven todavía más serios. En Cuba, aunque las personas, se estén muriendo de hambre siempre se manifiestan alegres. Extraña eso, le hubiera gustado quedarse a vivir y trabajar en un país latino donde la gente, a pesar de sus problemas, vive con alegría. Le hubiera gustado vivir y trabajar en México.

Nos habla de la muy difícil situación que se vive en Cuba, donde falta todo. Y el moverse obliga a empezar el día desde las 4:00 ó 5:00 de la mañana. La población tiene muchas carencias, que se han agravado con los últimos años, y por eso dejan la Isla que un día se va a quedar con solo viejos.

Todo el que puede se sale en busca de mejores condiciones de vida, que en Cuba ahora no hay y tampoco en el futuro, mientras se mantenga el actual régimen. Dice que ya en los últimos años de Fidel Castro faltaba de todo, pero tenía el control del país, y los nuevos gobernantes están rebasados por la situación, y no saben qué hacer.

Nos insistió en que ama a Cuba, pero no es posible vivir en ella en las actuales condiciones. Sabe que el año pasado de la Isla salieron más de 300,000 personas, y que esta sangría habrá de continuar.

“Mi generación, dice Padura, creció escuchando que la utopía era posible, que en el futuro viviríamos en esa utopía a la que se llegaría por el desarrollo inexorable de la historia en ascenso (…) sufrimos luego demasiadas frustraciones, enormes desencantos. Conocimos verdades que nos habían ocultado por décadas”.

Y añade que hoy en Cuba “existen muchos que son creyentes, pero también muchos que no creen en nada (y de esos descreídos hay muchos que se presentan como creyentes). Y por eso la opción de tantos es el exilio. El cansancio histórico es de tales proporciones que agotó ciertas reservas”. Y por eso Rolando se fue a Francia.

Rubén Aguilar Valenzuela

@RubenAguilar

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