Centenario
Desgraciadamente, no hay muchas instituciones públicas que funcionen eficazmente en México.

Juegos de poder
Desgraciadamente, no hay muchas instituciones públicas que funcionen eficazmente en México. Por eso, hay que celebrar y aplaudir a aquellas que sí lo hacen. Una es el Banco de México que está cumpliendo 100 años de su fundación.
No es que el banco central siempre haya cumplido todos sus objetivos a cabalidad a lo largo de su centenaria historia. Durante décadas, la institución dependió directamente del Ejecutivo federal cuando el presidente era la institución central del régimen político mexicano.
En este sentido, agotado el periodo del desarrollo estabilizador (1954-1970), Banxico lamentablemente financió el déficit público con emisión de moneda por instrucciones de los presidentes. Esto generó altas tasas de inflación que llegaron hasta los tres dígitos anuales en los años ochenta del siglo pasado.
Los presidentes Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Salinas manejaron al Banco de México a su antojo. Los directores generales hacían lo que les ordenaba Los Pinos.
En el contexto de la negociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, el presidente Salinas promovió la autonomía constitucional del banco central con una ley promulgada el 3 de diciembre de 1993. Se le otorgó, así, independencia de tomar decisiones sobre la política monetaria sin interferencias del Gobierno federal con un único mandato: Mantener la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, es decir, controlar la inflación.
A partir de entonces, las decisiones de política monetaria las toma una Junta de Gobierno de cinco miembros con derecho de voto. El gobernador y los cuatro subgobernadores son designados por plazos que no coinciden con las administraciones gubernamentales, lo que refuerza su independencia.
Además, el banco ha fortalecido su régimen de transparencia. Ahora, a diferencia del pasado, sabemos cada semana cuáles son las reservas internacionales del País (en el último reporte ascienden a 243 mil millones de dólares). Se publican, y resultan muy importantes, las minutas de las decisiones monetarias de la Junta de Gobierno que nos dan una pista de las preocupaciones económicas de sus miembros.
A partir de la reforma de 1993, que entró en vigor en 1994, paradójicamente el año que estalló una de las peores crisis económicas de la historia del País, Banco de México ha sido un factor importante en la estabilidad económica.
Tan es así que los gobiernos de la llamada “Cuarta Transformación” han respetado su autonomía constitucional. No es poca cosa tomando en cuenta que tanto López Obrador como Sheinbaum se han dedicado a desmantelar todas las instituciones autónomas del Estado para regresar sus funciones al Ejecutivo federal.
No ha sido el caso con el banco central porque saben el valor que tiene entre los inversionistas nacionales y extranjeros la credibilidad del Banco de México en el manejo de la política monetaria y el control inflacionario.
Hay quienes piensan que hay que reformar la Constitución para ampliar el mandato del banco central. Que, además de mantener el poder adquisitivo del peso, debe agregarse el crecimiento económico como objetivo. Así ocurre, por ejemplo, con el banco central estadounidense (la Reserva Federal) que tiene un mandato dual.
El dogma neoliberal dice que esto no conviene. Que, si el Banco de México también se mete a promover que la economía crezca, esto hará que descuide el otro objetivo de controlar la inflación.
Zapatero a tus zapatos.
En lo personal, me convence este argumento, sobre todo porque me tocaron vivir los años de inflaciones que llegaron a rebasar el 150% anual con todo lo que eso implica. Sin embargo, ya vimos cómo resultó falso el dogma de no subir el salario mínimo porque esto generaría inflación.
Lo conveniente, creo, es que se abra un debate en torno a este tema. No un debate como los organiza la 4T donde la decisión ya está tomada y las supuestas discusiones son pura faramalla para legitimar un dizque proceso de deliberación. No. Aquí vale la pena, aprovechando el centenario de la institución, llamar los expertos en política económica, que hay muchos y muy buenos en este País, para que opinen sobre el papel que debe jugar el banco central en el nuevo contexto económico del siglo XXI.
No puedo dejar de reconocer que del Banco de México han salido estupendos funcionarios públicos con sólida capacidad técnica que han servido al País con honestidad.
Banco de México es una institución ejemplar en muchos sentidos.
Felicidades al centenario.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann
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