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Empleos en riesgo: Entre la amenaza de la IA y la oportunidad del “nearshoring”

Un estudio de la Universidad de Stanford, publicado ayer en la revista Fortune, confirma que la inteligencia artificial (IA) está cerrando las puertas del mercado laboral a los jóvenes.

Eduardo Ruiz-Healy

Un estudio de la Universidad de Stanford, publicado ayer en la revista Fortune, confirma que la inteligencia artificial (IA) está cerrando las puertas del mercado laboral a los jóvenes. Los investigadores hallaron que, entre finales de 2022, cuando se lanzó ChatGPT, y mediados de 2025, en EE.UU cayó 16% el número de empleos para personas de 22 a 25 años en sectores expuestos a la IA, como desarrollo de software, servicio al cliente y traducción.

El caso más grave es el de los programadores recién graduados: En julio pasado había casi 20% menos puestos de nivel inicial que en 2022, lo que significa que el primer peldaño de la carrera profesional está siendo eliminado por la IA, mientras que los veteranos permanecen en sus empleos.

La tendencia no se limita a EE.UU. El Foro Económico Mundial advierte que hacia 2030 se perderán 92 millones de empleos en el mundo, aunque podrían crearse 170 millones nuevos si la capacitación acompaña el cambio. Goldman Sachs estima que hasta 300 millones de puestos de trabajo estarán expuestos en los próximos cinco años. Y para el periodo 20302040, estudios calculan que entre 50% y 60% de los empleos actuales serán automatizados o transformados.

En América Latina, un informe de la OIT y el Banco Mundial de julio de 2024 estimó que 26% a 38% de los empleos están en riesgo. Para México la cifra ronda el 35% de la fuerza laboral, unos 20.5 millones de personas. De estos, 2 a 5% podrían desaparecer por completo antes de 2030 -entre uno y 1.5 millones de puestos-, mientras que 8 a 14% (unos 3 a 6 millones) serían impactados de otra forma pero con mayor productividad entre 2025 y 2035.

Mientras la IA arrasa con trabajos rutinarios de oficina y empleos de entrada en tecnología, México se beneficia de la relocalización de cadenas productivas. Los empleos “no intensivos en IA” -los que requieren presencia física, habilidades manuales o conocimiento regulatorioestán creciendo.

Las armadoras en Monterrey, Saltillo y El Bajío, las plantas electrónicas en Tijuana y Guadalajara y las manufactureras en Querétaro siguen necesitando soldadores, ensambladores y técnicos. Hay sectores como la construcción, logística y transporte donde la IA no sustituirá personas en el corto plazo. Se confirma así una tendencia global: Un oficio calificado o carrera técnica puede ser más redituable y estable que una profesión universitaria, sobre todo en economías que requieren mano de obra especializada.

Frente a la competencia de Vietnam, India o Centroamérica, México tiene tres ventajas: Proximidad geográfica a EE.UU, certidumbre jurídica gracias al T-MEC y polos industriales consolidados. Sin embargo, la reciente reforma judicial despierta dudas entre inversionistas que temen una justicia menos independiente y más politizada, lo que puede limitar el potencial del “nearshoring”. Sólo el tiempo dirá si ese temor está justificado.

El mensaje es claro: La IA amenaza con cerrar el acceso al mercado laboral para millones de jóvenes en el mundo, pero al mismo tiempo abre un corredor de oportunidad para México. La cuestión es si el País sabrá aprovechar esta ventana para capacitar a su población y escalar en la cadena de valor, o si quedará atrapado en muchas tareas de bajo valor agregado al servicio de EE.UU.

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