El show de “El Mayo”
Hoy, por personajes como Zambada, tenemos un Estado ausente o débil, controlado por el crimen organizado en muchos territorios.

JUEGOS DE PODER
Ismael “El Mayo” Zambada le ha hecho un enorme daño a México.
Fundó y durante décadas lideró uno de los grupos del crimen organizado más poderosos de la historia mundial: El cártel de Sinaloa. Gracias al insaciable apetito de los estadounidenses por las drogas, creció una empresa delictiva muy rentable, de miles de millones de dólares. Sobornó a policías, militares y políticos. A los que no se dejaban, los amedrentaba y hasta asesinaba. La ley de la “plata o plomo”.
Hoy, por personajes como Zambada, tenemos un Estado ausente o débil, controlado por el crimen organizado en muchos territorios.
Son el poder fáctico más importante de México, con todo lo que eso implica.
Claro que Zambada merece estar de por vida en la cárcel, pero en una mexicana porque el mayor daño lo ha hecho aquí, en nuestro País, donde gozó de total impunidad por casi cinco décadas.
Tuvieron que venir los estadounidenses a secuestrarlo en territorio nacional, violando la soberanía, para llevárselo a ese país, juzgarlo en Nueva York y condenarlo a cadena perpetua. Como dijo Pam Bondi, fiscal General de Estados Unidos, morirá allá en una celda.
Los americanos armaron todo un show en torno a la declaración de culpabilidad de “El Mayo”. Bondi se llevó a la plana mayor del establishment de las organizaciones de justicia federales a una conferencia de prensa donde festinaron el arreglo al que llegaron con Zambada para autodeclararse como culpable de dos de los 17 cargos que enfrentaba.
No era para menos. Había que presumir la fuerza y voluntad del Estado de allá con un criminal que los inundó de drogas durante años.
Es, sin duda, una victoria para el gobierno estadounidense. Porque, además de demostrar fuerza, le extraerán toda la información que puedan a Zambada. Información que les dará un poder enorme de negociación, incluso de extorsión, frente al Gobierno mexicano.
México, en cambio, gana poco y pierde mucho por toda esta historia.
Sí, nos sacudimos de uno de los líderes del cártel de Sinaloa. Qué bueno.
Sin embargo, esto desató una guerra intestina entre las dos facciones del grupo delincuencial que siguen matándose entre ellos, pero también a inocentes. Arde Sinaloa desde la extracción ilegal de Zambada del País. Miles de soldados no han podido pacificar ese Estado.
Como ha demostrado Eduardo Guerrero, experto en seguridad, la decapitación de los carteles en México no resuelve la captura del Estado por parte del crimen organizado, pero sí incrementa la violencia entre los grupos que se disputan el poder por el nuevo liderazgo.
El Cartel Jalisco Nueva Generación, el gran competidor de Sinaloa, es previsiblemente el gran ganador de toda esta historia. Porque, como le dijo Zambada a Julio Scherer, siempre surgirá alguien nuevo que lidere los carteles mientras el negocio de las drogas siga siendo tan rentable.
La declaración de culpabilidad de Zambada no resolverá el problema del consumo de drogas en Estados Unidos. La “guerra contra las drogas” está perdida. Mientras haya
demanda, habrá oferta. Mientras sea ilegal consumir, la provisión la hará el crimen organizado. Con la prohibición de las drogas lo único que se consigue es transferir enormes cantidades de dinero a los delincuentes.
Para darnos una idea de las dimensiones, el juez Cogan le impuso una multa de 15 mil millones de dólares a “El Mayo”.
El gobierno de Trump está haciendo todo un espectáculo de fuerza y dureza en contra de los narcotraficantes para quedar bien con su electorado. Ya los considera terroristas.
Malas noticias para ellos: Así no resolverán el apetito que tiene su población por consumir drogas.
La solución es legalizarlas y regular su consumo. Utilizar el dinero que dejan para hacer programas educativos y sanitarios con el fin de combatir las adicciones. Seguir por la senda policiaca o, peor aún, combatirlas como si fueran una “guerra” o “terrorismo” solo generará más violencia y mayores transferencias multimillonarias a los criminales.
Las consecuencias para México han sido terribles. Delincuentes como “El Mayo” acaban teniendo tanto dinero que sobornar o matar les resulta barato. Corroen, así, las estructuras del Estado que queda debilitado frente a un poder fáctico. Los carteles son los que acaban gobernando de facto en diversos territorios. Recuperarlos requiere mucho tiempo y esfuerzo.
Lo peor es que estos grupos delincuenciales se han diversificado en sus negocios. Ya no solo controlan el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Están metidos en el robo y contrabando de combustibles, en extorsiones a negocios locales, en tráfico de personas, en la migración de indocumentados.
Es un cáncer que corroe a la sociedad mexicana.
Qué bueno que se funda “El Mayo” en una cárcel por el resto de su vida. Qué malo que no sea acá donde ha hecho más daño.
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