El “super poder” de “hacerle la barba” a Trump
¿Y Nicaragua? La verdad sorprende la poca atención y preocupación de Estados Unidos (y la región en general) sobre la tragedia que se vive en ese país y cómo permitieron el surgimiento de un Gobierno tiránico y antidemocrático

A seis meses del nuevo regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, se confirma cómo ha cambiado la política exterior y cuáles son ahora las prioridades de Estados Unidos ante el mundo. Todavía el año pasado Estados Unidos defendía públicamente una política exterior basada en sus intereses estratégicos en el ámbito de seguridad nacional, especialmente en la prevención de atentados terroristas, además de la promoción de la globalización y sus prioridades en libre comercio, pero al mismo tiempo buscando proteger empresas, productos y servicios estadounidenses de competencia desleal. Más recientemente, ante una actitud más negativa de electores el control de la migración ilegal subió en la escala de preocupaciones. Aunque Rusia se mantenía como el enemigo histórico, ante el creciente poderío chino en comercio e influencia geopolítica, China se convirtió en el nuevo enemigo a vencer.
En el caso de México, la seguridad de la frontera y el combate a organizaciones que trafican drogas y personas continuaron teniendo un lugar especial en la relación bilateral con Estados Unidos, pero cuidar y no contaminar la relación comercial era fundamental para ambos países.
Dependiendo del año y el gobernante en turno la política exterior de Estados Unidos hacia Centroamérica y Latinoamérica fluctuaba entre la promoción de valores democráticos, desarrollo regional y combate a organizaciones criminales que traficaban drogas y personas. También, dependiendo del Gobierno en turno Estados Unidos tomaba posiciones más agresivas en contra de los gobiernos cubanos y venezolanos lanzando amenazas e incrementando las sanciones. De vez en cuando presionaron a otros gobiernos de la izquierda, pero sin incomodarlos demasiado o buscando cambio de Gobierno.
¿sY Nicaragua? La verdad sorprende la poca atención y preocupación de Estados Unidos (y la región en general) sobre la tragedia que se vive en ese país y cómo permitieron el surgimiento de un Gobierno tiránico y antidemocrático¿Y Nicaragua? La verdad sorprende la poca atención y preocupación de Estados Unidos (y la región en general) sobre la tragedia que se vive en ese país y cómo permitieron el surgimiento de un Gobierno tiránico y antidemocrático. Es el país que más se parece al modelo de Gobierno de Corea del Norte. ¿Y Haití? En los últimos años ha sido también un país relegado y olvidado, con poco interés o preocupación y liderazgo por parte de Estados Unidos ante la crisis humanitaria que viven los haitianos.
Y por lo visto la administración Trump, hasta el momento, no ha expresado ni remotamente intereses en cambiar la posición de sus antecesores sobre Haití y Nicaragua.
Pero sí hay un cambio radical de cómo ahora impone sus intereses estratégicos -amenazando con aranceles. También ha cambiado las prioridades: Los intereses personales de Trump, cualesquiera que sean, tendrán prioridad, ante todo. Este cambio de paradigma también se está reflejando en cómo los países interactúan y negocian gobiernos y empresas con el irascible Presidente de los Estados Unidos.
La nueva arma es ahora alagar públicamente a Donald Trump. El nuevo “super power” (super poder) es “hacerle la barba” públicamente al Presidente de los Estados Unidos. Apenas cumpliendo los seis meses de Gobierno ya van tres países -Camboya, Paquistán e Israel- que lo han nominado para el Premio Nobel de la Paz 2025. Hace unos días, al anunciar el 50% de aranceles en contra de India, en parte por la compra de petróleo ruso, Trump en declaraciones insinuó molestia porque Narendra Modi no le había agradecido por la negociación entre su país y Paquistán.
Otro extraordinario uso de este “super poder” fue cuando el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, durante la cumbre en La Haya el 25 de junio pasado, llamó “Daddy” a Trump aludiendo a su comentario de cómo países que pelean son como niños: “Daddy tiene que usar lenguaje fuerte a veces para que se detengan”. Trump le encantó que le llamaran “Daddy”.
Durante una conferencia de prensa Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, reconoció públicamente que el nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos es “el más grande de todos los acuerdos que hemos firmado”. Como parte de la estrategia de “hacerle la barba a Trump” es importante usar palabras como “más grande” “más importante” “histórico” “jamás hecho”, etc. Pongan atención. Verán como más y más líderes y el empresariado se reducen a esto: Negociando, “haciendo la barba”.
Ahora, claro, qué mejor manera de halagar, vaya, reconocer al “Daddy” que regalando un avión Boeing como lo hizo el Gobierno de Qatar… tal vez debería de llamarse la estrategia de la “mordida” pero ese debate lo dejaremos para otra entrega.
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