Ética cuántica
Una cantidad creciente de advertencias a sus posibles abusos se vienen mencionando en relación con la venidera computación cuántica, con sobrada razón ya referida como “supremacía cuántica”...

Criterio
Las notas, noticias y análisis en los medios sobre los aspectos morales y legales de la utilización de la computación en una enorme variedad de actividades humanas son cada vez más crecientes. De allí los nuevos términos y conceptos como ciberataque, ciberdelincuencia, policía cibernética, hackeo y tantos otros que forman ya parte del vocabulario informático popular: Son palabras hoy bien entendidas por la grandes mayorías o acaso no queda claro a todos cuando alguien dice “me hackearon el celular” o “fui víctima de un delito digital”.
Pues bien, la computación convencional, es decir la que normalmente utilizamos en la actualidad en casi todo el mundo, palidece frente a la muy probable próxima llegada de la computación cuántica ya que ésta, por hoy en proceso de investigación y desarrollo, opera a velocidades mucho más rápidas, es capaz de manejar volúmenes mucho mayores de datos y es mucho más “inteligente”, capaz de operar con algoritmos, más poderosos, más rápidos y más enlazados entre sí.
Como suele suceder con la mayoría de los avances tecnológicos -y nuestra era se reconoce ya como una “civilización tecnológica”- éstos suelen venir emparejados con una novedosa serie de dilemas éticos que de no preverse oportunamente acarrean frecuentemente graves problemas al bienestar personal y público como lo han sido las armas no convencionales (nucleares, biológicas o químicas), varios productos ecocidas, rebuscadas estrategias de espionaje, etcétera, causantes de tantas calamidades en los últimos 100 años por todo el mundo sobre millones de personas.
Una cantidad creciente de advertencias a sus posibles abusos se vienen mencionando en relación con la venidera computación cuántica, con sobrada razón ya referida como “supremacía cuántica”, que establecerá una ancha brecha en relación con la computación tradicional tanto para un posible bien como para posibles males.
La computación cuántica es aquella que se basa en las cualidades de la mecánica cuántica y ésta a su vez se constituye de una serie de conceptos físicos fundamentales que explican el comportamiento de la materia y de la energía a nivel atómico y subatómico; tales principios aplicados a la computación, que además procesa las cosas con un lenguaje diferente, le permiten ser mucho más poderosa en muchos aspectos por lo que las posibilidades de mayores daños si se le utiliza perversamente serán, fuera de toda duda, de grave impacto.
Por ejemplo, la amenaza a la privacidad, a la seguridad y a la equidad serán más graves que lo que ya supone la computación actual. Los algoritmos en la computación cuántica tienen más poder de penetrar en la información cifrada o “segura” de manera que se podrá espiar, intervenir o modificar la información resguardada en los equipos actuales significando riesgos más graves a la seguridad personal, organizacional (empresarial) y pública. El “guacamayazo” que infiltró los servidores de cómputo de la Sedena en 2022 quedará pequeño al lado de lo que podrá hacerse con tecnología cuántica, por ejemplo. Las intromisiones maliciosas en las organizaciones financieras públicas o privadas serían de mayores dimensiones y peores consecuencias que las hasta hoy observadas en la historia del crimen cibernético. El texto de un dictamen de la Cámara de Diputados para someterse al pleno con una dimensión de 205 páginas, como el aludido por la diputada federal Olga Leticia Chávez Rojas (M) el pasado 28 de junio, del que se deduce -según sus propias expresiones en la correspondiente sesión- que lo revisó con inteligencia artificial en sólo 15 minutos, y bueno, pues cuando se tenga la computación cuántica podrá analizarse en menos tiempo, quizás en unos 5 minutos, por ejemplo. Lo realmente importante aquí es ponernos en modo alerta sobre los abusos que puedan partir de un indebido uso de la computación cuántica de manera que estemos oportunamente enterados de esta novedad de tecnología informática que podría suponer, además de mayor desigualdad social respecto a su utilización, también un dolor de cabeza más intenso del que ya nos da el abuso de la tecnología actual.
Médico cardiólogo por la UNAM. Maestría en Bioética.