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Infortunada designación

A la ineptitud y prepotencia dictatorial la 4T añade ahora el cinismo y un desprecio absoluto por la opinión de la ciudadanía.

. Catón

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Noche de bodas. El galán realizó cumplidamente el acto del amor. Orgulloso le preguntó a su novia: “¿Quieres otro?”. “Me gustaría mucho -respondió ella-, pero no está aquí”. El jet acababa de despegar. El piloto estaba haciendo un anuncio de rutina a los pasajeros cuando de pronto exclamó: “¡Cuidado!”, y el avión dio un súbito viraje que asustó a todos. En seguida la nave se estabilizó, y el piloto se dirigió de nuevo a los pasajeros. “Discúlpenme por favor -dijo-. La señorita azafata me trajo un café, y se le resbaló la taza. Deberían ustedes ver cómo quedó la parte delantera de mi pantalón”. “Eso no es nada -masculló con enojo un pasajero-. El cab… debería ver cómo quedó la parte trasera del mío”. Se llama Meñico Maldotado. Es un joven varón con quien natura se mostró avarienta en la parte correspondiente a la entrepierna. Aun así logró que Pirulina, muchacha sabidora, accediera a pasar con él un rato ameno. Cuando ella lo vio al natural le sugirió: “Ve a la Procuraduría del Consumidor”. “¿Por qué?” -se desconcertó Meñico. Dijo ella: “Te dieron de menos”. A la ineptitud y prepotencia dictatorial la 4T añade ahora el cinismo y un desprecio absoluto por la opinión de la ciudadanía. El nombramiento de Hugo López-Gatell ante la Organización Mundial de la Salud es una bofetada a México y a los mexicanos conscientes. No le digo “doctor” a ese hombre porque no merece tan honroso título quien por encima de la nobleza y responsabilidades de su profesión puso una obsecuencia lacayuna ante su dueño, nefasta actitud a la que muchos observadores han atribuido cientos de miles de muertes que bien pudieron haberse evitado cuando la epidemia de Covid. La Presidenta Sheinbaum no tuvo empacho en declarar que de ella vino esa malhadada designación. Me permito poner en duda la veracidad de su dicho. Formalmente lo nombró, es cierto, pues eso toca a sus atribuciones, pero la mandataria es persona inteligente, y no creo que haya sido ella quien escogió a Gatell para tal puesto. Aventurado, pero plausible, será decir que le fue impuesto por aquél que en palabras del adulador funcionario fue líder moral, no de contagio, que se burló del uso del cubrebocas para prevenir la infección, y que para evitarla recomendó llevar consigo una estampita religiosa. Los dos López han de cargar en la conciencia la pérdida de tantas vidas que se habrían salvado si la pandemia hubiese sido manejada con los debidos protocolos médicos, no con culpable politiquería. “La paga del pecado es la muerte”, reza una ominosa advertencia bíblica. En el caso de Gatell la paga de tanta muerte es el pecado de su nombramiento, que con razón le ha sido reconvenido a la Presidenta. Esa infortunada designación autorizará a los críticos del régimen a dar por cierta la versión en el sentido de que la señora Sheinbaum no gobierna por sí misma, sino obedeciendo las consignas de quien le entregó el bastón, pero no el mando. Muchos indicios muestran que en México hay ahora un maximato, como cuando el callismo. Lo veremos más claramente el año 30, al terminar este interregno. La mejor manera de acercarse a una mujer con pasado es con un presente. Don Algón le regaló a Facilisa un lujoso abrigo. Ella lo agradeció. Le dijo al salaz ejecutivo: “Este abrigo lo mantendrá calientito muchas noches”. Dos compadres se reunieron en el Bar Ahúnda. Le preguntó uno al otro: “¿Cómo te ha ido?”. Respondió el otro, sombrío: “No muy bien. Mi esposa acaba de comunicarme que tendremos sexo solamente un día a la semana”. “Pues eres afortunado -declaró el primero-. A mí la comadre me dijo que de plano ya no lo tendremos”. FIN.

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