La Presidenta quiere cambiar de tema
No creo que haya una estrategia bien planeada y ejecutada por parte del gobierno de Morena para limitar la libertad de expresión.

No creo que haya una estrategia bien planeada y ejecutada por parte del gobierno de Morena para limitar la libertad de expresión. Lo que sí pienso es que hay muchos morenistas con piel delgada, como dice Gerardo Esquivel, que les disgusta que los critiquen y abusan de su poder. Eso explica por qué se han multiplicado los casos de políticos que quieren acallar voces críticas de periodistas y ciudadanos utilizando a tribunales obsecuentes que se prestan para tal propósito.
El tema ha dominado las páginas editoriales de los periódicos y los programas de opinión.
Es lógico. Hay una preocupación legítima de la comunidad de comentaristas políticos en la medida en que se está concentrando el poder en México: ¿Se podrá seguir ejerciendo la libertad de expresión en un régimen cada vez más autoritario?
El tema ya llegó a la mañanera de la Presidenta. Sheinbaum rechaza tajantemente que exista censura en México y que la libertad de expresión esté amenazada. Argumenta que el solo hecho de que los comentaristas se manifiesten sobre este asunto es una muestra de que no hay censura.
Pero los casos de intentos de acallar voces críticas ahí están. Ya son varios y uno esperaría que la Presidenta, más allá de enojarse por el debate, hiciera algo para descalificar a los políticos de su coalición que sí tienen un talante autoritario y usan instituciones de justicia que controlan con el fin de castigar o infundir miedo.
Ayer la Presidenta se quejaba del tema de una supuesta censura y, muy al estilo de su predecesor, decidió cambiar los términos de la discusión.
Fue muy evidente porque incluso lo confesó: “Para darles una nueva tarea a los comentócratas para que empiecen a hablar de eso”.
Que ya no se hable de la amenaza a la libertad de expresión sino de una posible reforma electoral. Es lo que quiere Sheinbaum. De inmediato, los medios comenzaron a hablar de esto porque es un tema políticamente muy relevante. Estamos hablando de modificar las reglas del juego.
Además, ya se veía venir que, como parte del proyecto de concentrar el poder en México, el oficialismo procedería a una reforma electoral con el fin de consolidar su hegemonía, controlar las instituciones que arbitran la competencia política y hacer más difícil que la oposición regrese a gobernar. Morena ya tiene sometida a una mayoría de tres magistrados de cinco del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. A partir de septiembre, después de la elección judicial, esta mayoría se incrementará a cinco de siete. Sospecho que no habrá cambios en esa institución que ya tienen muy bien planchadita.
Donde sí habrá modificaciones es en el Instituto Nacional Electoral. Ahí sí caló hondo en el gobierno el voto minoritario de cinco de los once consejeros de no declarar valida la elección del Poder Judicial por múltiples irregularidades.
En palabras ayer de la Presidenta: “Sí, son un grupo de consejeros que no actúan buscando que se cumpla la voluntad del pueblo, que finalmente eso es la democracia, sino que tienen una posición política que se traduce en: ‘Todo lo que esté en contra del gobierno de la Cuarta Transformación hay que votar en contra’, independientemente de cuál sea o qué se presente”.
Es claro: Van a tratar de remover a estos cinco consejeros con el fin de tener una mayoría más cómoda de los seis que actualmente controla Morena. Aplicarán la misma receta que ya usaron en el Tribuna Electoral.
De esta forma tendrán el dominio absoluto de los dos árbitros electorales y se consolidará, aún más, un régimen autoritario de partido hegemónico.
La Presidenta también mencionó una posible reforma a los plurinominales. No entró en detalles, pero recordemos que López Obrador propuso su total eliminación en ambas cámaras del Congreso. Esto generaría una sobre representación electoral para Morena que cómodamente tendría mayoría calificada para reformar la Constitución en el Senado y la Cámara de Diputados.
Sin embargo, esto no le convendría nada a los dos partidos chicos de la coalición gobernante: El PT y Verde. No veo incentivos para que éstos apoyen a Morena en la eliminación de los plurinominales. Parece más una amenaza de la Presidenta para disciplinar a las rémoras rumbo a las elecciones del 2027 donde una posible ruptura, como ocurrió con el PT en Veracruz, podría perjudicar a la coalición gobernante.
Se abre, así, el debate de una posible reforma electoral. Es lo que quiere la Presidenta para dejar de hablar de las amenazas a la libertad de expresión en México. Espero no ocurra porque se trata de un tema toral en un momento donde se está erosionando la democracia liberal en nuestro País.
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