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Quinientos 50 hijos

Varios medios europeos han hecho recientemente público un hecho que supera la imaginación: Un hombre holandés... se enorgullece al admitir que es padre de 550 hijos concebidos in vitro.

Jesús Canale

La trivialización de la paternidad quizás no sea cosa nueva pero la tecnología, que de suyo es muy buena, a veces se pasa de ingenua y cae en manos inapropiadas que, en este tema de la paternidad, ha permitido no sólo serios tropiezos sino ostensibles abusos que han resultado en una mayor banalización de la procreación humana nunca antes vista. Varios medios europeos han hecho recientemente público un hecho que supera la imaginación: Un hombre holandés -Jonathan Meijers, hoy de 43 años (foto)- se enorgullece al admitir que es padre de 550 hijos concebidos in vitro mediante su propia donación recurrente de esperma a diversas clínicas de reproducción humana artificial o a bancos de semen e incluso de manera independiente o “trato directo”; se le ha llamado “el esperminador”. Logró burlar regulaciones y restricciones de buen número de tales clínicas dando identidades falsas. Algo de esto ya se había hecho público, en buena medida a través de una serie documental llamada “El hombre de los mil hijos” pero el tema saltó a los medios al conocerse más recientemente que 67 hijos concebidos in vitro con el semen de un mismo donante que contenía en el código genético una variante en el gen TP53, que se vincula al riesgo de llegar a tener el raro síndrome de Li-Fraumeni el cual predispone a un riesgo mayor de padecer cierta variedad de tumores a corta edad, habiéndose documentado que 10 de esos niños ya padecen cáncer.

Y así es que el interés por conocer más del caso, ya sea por curiosidad o por temor, se ha incrementado. Ahora se sabe que Meijers comenzó a donar semen en 2007, y que sólo en Países Bajos (Holanda, como popularmente le decimos aquí) ha procreado más de 100 hijos burlando a once clínicas próximas a La Haya. Las madres de los hijos e hijas de Meijers han compartido fotografías y afirman que encuentran “entre todos ellos un notable parecido”. Hace ocho años la autoridad holandesa le puso un alto a Meijers pero el “generoso donante” no acató las limitaciones de la ley y siguió dando material para tener más hijos. Hace apenas un par de años, al hacérsele saber de una pena económica equivalente a unos dos millones de pesos si continuaba en esa línea y además exigiéndole que los bancos y clínicas que conservaran su semen lo desecharan de inmediato.

El asunto es más complejo toda vez que ha informado que envió su semen también a otros países como Italia, Dinamarca, Reino Unido, España e incluso otros continentes como África y Oceanía. Los hijos de las primeras donaciones de semen del imputado estarán cumpliendo sus 18 años de edad, podrían llegar a conocerse entre sí, casarse o no, y procrear sus propios hijos con el riesgo de tener las complicaciones hereditarias resultantes en casos de incesto, además de los perjuicios sicológicos al enterarse que son medios hermanos así como de la mayor probabilidad de cáncer, inquietud que por cierto se ha agudizado al saberse que, hasta hace unas dos semanas, se han estudiado al respecto 67 niños de 46 familias en ocho países de la Unión Europea.

Una doctora especialista en genética molecular del Hospital Universitario de Rouen, Francia, -Edwige Kasper- conocedora del caso, dijo “necesitamos un sistema coordinado, transparente y protector, que pueda proteger realmente a las familias y a los niños afectados”, pues la regulaciones varían de lugar a lugar y de clínica a clínica: En España el número máximo de hijos de un mismo donante es de seis, en Francia de 10, en Alemania quince, etcétera. En varios países, por ejemplo Italia, la reproducción asistida está reservada a parejas heterosexuales, no está permitida a parejas homosexuales y tampoco a mujeres solteras; en otros lugares sí.

Y así es que a lo largo de los últimos años, según se han venido conociendo más desenlaces y riesgos de estos procedimientos, la vigilancia y seguimiento les han ido marcando mayores exigencias. De nuevo, qué cierto es que no todo lo que es técnicamente posible es éticamente aceptable.

Jesús Canale

Médico cardiólogo por la UNAM.

Maestría en Bioética.

jesus.canale@gmail.com

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