Los juristas del horror

México albergó una lucha azarosa para construir un Poder Judicial independiente, en 1931 se dio muestra de la verticalidad de un ministro, Alberto Vázquez del Mercado, renunciando públicamente por el atropello del Ejecutivo, Pascual Ortiz Rubio, al intentar aprehender a Luis Cabrera Lobato, legislador y revolucionario maderista.

En un fragmento de la carta de renuncia explica todo: “Estos actos rompen el equilibrio de los poderes que la misma Carta establece y nulifican y hacen desaparecer de hecho el Poder Judicial en su más importante función, como es la de amparar y proteger a los individuos contra los abusos del poder”.

En 1933 al arribo del nazismo Europa se convulsionaba, el repudio a las instituciones edificadas por la República de Weimar constituyeron una constante, los nazis censuraban al Poder Judicial aduciendo que era ajeno a la nación y que traicionaba los principios de justicia que Alemania merecía.

Al incendio del Reichstag aparece una disposición que aniquila de facto el régimen constitucional: El Decreto para la Protección del Pueblo y el Estado, este ordenamiento estableció un estado de emergencia facultando al Gobierno para tomar el control de Alemania, respaldados por un acreditado jurista y teórico del Derecho, Carl Schmitt (1888-1985) personaje que congeniaba con Hitler, llegará a presidir la Federación Nazi de Guardianes del Derecho.

Desde el inicio de la década de los veinte, la democracia y el liberalismo no contuvo el catastrófico embate ante aquella afinidad oculta y enfermiza de innumerables políticos, profesionales e intelectuales. La enajenación con ropajes de un nacionalismo vociferante y amenazador había arrebatado el alma de aquella nación.

Al encumbrase el nazismo derribó todo vestigio del pasado reciente, crearon tribunales y la Corte Suprema del Reich fue convertida en el Tribunal del Pueblo, las controversias y litigios perdieron sentido, las persecuciones, asesinatos, despojos y toda clase de atropellos fueron avalados judicialmente.

Uno de los casos más monstruosos fue la instauración de un andamiaje para favorecer la línea del partido:

“… fueron los propios comités disciplinarios de los profesionales del Derecho los que se ocuparon de toda la “coordinación” del status de los abogados y funcionarios públicos, a la cabeza de ellos estaba el “Tribunal de Honor” que dependía de la Corte Suprema, la cual operaba como árbitro definitivo de la conducta profesional. El Supremo Tribunal Disciplinario del Reich ya había determinado la necesidad de colocar a los funcionarios públicos al mismo nivel de los miembros del partido nazi para obligarlos a obedecer plenamente a los dictados de la línea del partido”. (Los juristas del horror. La “justicia” de Hitler: El pasado que Alemania no puede dejar atrás. Ingo Müller, 2022).

México en unas horas dejará de ser una república democrática y representativa, la debacle judicial enfundada en una fraudulenta elección solidificará la tiranía que será muy difícil desmontar.

Las palabras escritas por Alberto Vázquez del Mercado son proféticas y como en el nazismo, el Poder Judicial estará rendido ante un régimen dictatorial.

La justicia en nuestro País será una trágica parodia con todo y su Tribunal de Disciplina Judicial, jueces, magistrados y ministros deberán someterse a la línea del partido.

¿Qué sigue?: Elecciones simuladas desapareciendo al INE, control de las universidades, la intimidante censura al aprobar la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión. Al final cualquier opositor será acusado y sentenciado.

Se materializa una pesadilla que traerá trágicas consecuencias para México, los ejemplos históricos son ominosos.

Urgen personalidades como Vázquez del Mercado ante las ínfulas totalitarias del régimen mexicano. El oscurantismo como política de Estado y el miedo como resultado.