Morena contra Morena
El llamado de la oposición a no votar ha sido, por decirlo de modo suavecito, bastante pinchurriento.

Mañana es el día. Será la controversial, cuestionada pero al mismo tiempo defendida y elogiada elección para personas juzgadoras en nuestro País. Defendida por sus impulsores en el régimen actual, despreciada por los adversarios políticos de la 4T que apenas han aspirado a descalificarla y señalarla como uno de los capítulos más oprobiosos en la corta historia de la democracia mexicana.
El reto para quienes impulsaron la reforma constitucional y para las autoridades electorales es mayúsculo, pero hay una lectura que bien valdría la pena explorar. Si lo vemos bien, lo que pasará mañana no se parece en lo absoluto a ninguna elección que hayamos vivido jamás en México, ni siquiera en los tiempos del priísmo con poder absoluto.
Si como se ha señalado habrá operativos para que el proceso sea exitoso, entonces estamos ante la 4T poniéndose aprueba a sí misma, intentando demostrarle a sus seguidores un músculo que al menos en las consultas anteriores no ha podido, aunque en la constitucional lo hizo sobradamente. Son en todo caso las estructuras de Morena compitiendo entre sí mismas para que la gente vaya y vote, como sea que eso pueda hacerse.
El llamado de la oposición a no votar ha sido, por decirlo de modo suavecito, bastante pinchurriento. Y ahí estará el detalle, porque dentro de ese partido hay infinidad de expresiones, liderazgos, figuras que no necesariamente se llevan bien y que aprovechando sus posiciones de poder y decisión han impulsado candidaturas de su preferencia. Se moverán el obradorismo, que no es lo mismo que Morena, los liderazgos en los estados, regularmente encabezados por los gobernadores que son emanados de ese partido.
Estructuras locales y nacionales competirán por presentar la mejor de las ofrendas a la hora en que se les pidan cuentas sobre lo que les tocó hacer el domingo. Se medirá la unidad partidista, la lealtad a la presidenta o al ex presidente, la capacidad de un instituto político que hace lo que esté a su alcance por validarse ante la ciudadanía. Es de alguna forma Morena contra Morena y no queda claro qué es lo que saldrá de ahí.
Pero si logran una votación que ronde el 20%, será un éxito y tema de conversación por meses, más allá de lo que las autoridades electorales se tarden en dar un resultado, que por cierto será mucho. Por lo demás, el reto logístico es muy grande porque si la gente en efecto sale a votar, las colas serán largas y el tiempo que a cada ciudadano le lleve sufragar podría ser el doble o el triple que en cualquier elección conocida.
Eso puede causar la deserción de quienes estén en la cola, incluso llevando acordeón. Y no me refiero a esos que se acusa repartieron con los votos ya definidos, sino a cualquier ejercicio que quien sea puede hacer de forma legítima y en la intimidad de su hogar. Las boletas no tienen logotipos de partidos, ni nombres vistosos y los que aparezcan estarán al revés, como cuando nos pasaban lista en la secundaria, pronunciado primero los apellidos y luego los nombres de pila. Hay que poner números en vez de cruces, son muchas las boletas, demasiados los nombres.
Eso por lógica hará tardado el proceso. Y luego viene la hora de contar los votos, otro vía crucis para las autoridades electorales, que al menos en lo que a mi me ha tocado ver, han hecho lo mejor que pueden en el menor tiempo posible. En fin, es obvio que los impulsores de esta elección no permitirán que fracase.
Tomemos las cosas con calma, porque por si fuera poca cosa la complejidad del proceso, hay elementos que la contaminan. Es el caso de la manifestación de los maestros adheridos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la poderosa CNTE, que se ha distanciado del gobierno federal tras el incumplimiento de promesas como aquella de derogar la Ley del Issste de 2007. Advierten que podrían elevar el tono de sus protestas boicoteando la elección.
Entonces, finos lector y lectora, la cosa estará bastante entretenida. manifestación de los maestros adheridos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la poderosa CNTE, que se ha distanciado del gobierno federal tras el incumplimiento de promesas como aquella de derogar la Ley del Issste de 2007. Advierten que podrían elevar el tono de sus protestas boicoteando la elección. Entonces, finos lector y lectora, la cosa estará bastante entretenida