La Gobernadora canta

“Estoy en contra de la frivolidad y la tontería”: José Mujica.

En medio del tumulto de lo que parece ser un palenque, la Gobernadora sigue el ritmo musical bailando acompasadamente mientras el artista se acerca para intentar darle el protagonismo que busca, otorgarle fugazmente la importancia que nunca ha tenido, sin advertirlo, se asoma el vacío que la exhibe ante los miles de asistentes que advierten el encumbramiento de la frivolidad ante lo más complejo que demanda una sociedad, ejercer un Gobierno.

La frivolidad es hermana de la banalidad, los ejemplos políticos de estas aberraciones en México abundan, presidentes consumidos por las llamas del boato y la superficialidad, gobernantes que sucumben ante los efluvios de las naderías más absurdas.

Creíamos que en los sexenios anteriores la simpleza y la necedad había llegado a extremos insostenibles, sin embargo, el actual régimen ha superado con creces la cima de la vanidad, los ridículos de los gobernantes son cada vez más vergonzosos, todo potencializado por las redes sociales que se han convertido en una plataforma de exhibición estéril, con el único interés de exaltar su mediocridad.

El morenismo se ha convertido en uno los periodos gubernamentales que ha estimulado de forma escandalosa la frivolidad, todo acompañado de una corrupción rampante la cual se ostenta descaradamente, aquellos quienes se presumen progresistas caen seducidos por los lujos, las lentejuelas del espectáculo barato y de mal gusto, cantan, bailan y reducen la grave responsabilidad de una administración a un espectáculo de carpa.

Para los habitantes del País la vida diaria no es la representación efímera de un cantante de banda, México pasa por uno de sus momentos más críticos, una expansión del crimen nunca vista, regiones enteras en franco deterioro, entidades estatales con graves conflictos financieros, sangrienta violencia y muchos problemas que estallan a diario mientras los encargados de las administraciones estatales, bailan, cantan y se abisman en las redes sociales.

En aquellos sexenios en los que creíamos haber visto todo, se tomaban medidas en contra de gobernadores que ponían en entre dicho la seriedad con la que se llevaba un Gobierno, los mecanismos funcionaban y la expulsión súbita del mando era una amenaza latente que los contenía.

En este régimen esa posibilidad ya no existe, el morenismo premia la imbecilidad, el nepotismo, la corrupción, la mala adminis tración; los progresistas que buscaban la igualdad ahora defienden la petulancia y la trivialidad como forma de Gobierno, a esto se le suma la revocación de visa a la representante política de un Estado fronterizo para ingresar a los Estados Unidos. Vivimos tiempos donde lo insulso gana adeptos y en el que la superficialidad se ejerce como forma de ganar simpatías o una popularidad hueca.

“La frivolidad consiste en tener una tabla de valores invertida o desequilibrada en la que la forma importa más que el contenido, la apariencia más que la esencia y en la que el gesto y el desplante -la representación-, hacen las veces de sentimientos e ideas”.

Mario Vargas Llosa, La Civilización del Espectáculo. Lo que viene para nuestro País es la eternización de la estupidez, el régimen nos condena a padecer los malos gobiernos sin tomar en cuenta el repudio ciudadano ante los pésimos resultados, la Presidenta defiende contra viento y marea estas administraciones impresentables sin mediar la sensatez y el decoro.

Con la captura espuria del Poder Legislativo y la destrucción del Poder Judicial nos atará a la farsa antes que a la responsabilidad, a la ausencia de contenido y la perenne estupidez. Mientras el País se derrumba, la Gobernadora canta.