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Planes

Quienes gobiernan en México son genios al momento de hacer planes.

Óscar Serrato

CASCABEL

Donald Trump ha impuesto aranceles de 25% a productos mexicanos. Su promesa de campaña hoy se convierte en realidad bajo el argumento de la “gran amenaza que representan los inmigrantes ilegales y drogas letales que están matando a nuestros ciudadanos, incluyendo el fentanilo”.

En la narrativa del Gobierno mexicano que con mucha prudencia se ha mantenido alejado de la confrontación retórica se ha enfatizado lo costoso que sería para la economía y consumidores de Estados Unidos dicha medida.

El despliegue de argumentos sólidos fundamentados en las consecuencias económicas con un llamado a la racionalidad, donde hasta el viernes por la mañana continuaban en su negativa de aceptar la posibilidad con un melancólico “no creo” contrasta con su historia.

De acuerdo al Budget Lab de Yale las medidas arancelarias de Trump resultarán en una pérdida de poder adquisitivo de 1,200 dólares por hogar, una contracción del PIB de 0.2%. Para México, cuyo PIB creció en 1.3% en 2024, con una marcada desaceleración de la economía, los efectos pueden llevarnos a una recesión con una contracción que podría alcanzar a 4% del PIB.

Esto complica aún más el panorama presupuestal ante obligaciones de un Gobierno federal que hereda deuda pública por 18.1 billones de pesos, programas de transferencia obligatorios, proyectos capricho en proceso, déficit fiscal de 5.7% del PIB, empresa petrolera en quiebra, CFE sin capacidad para ampliar generación de energía y transmisión, pensiones crecientes, demandas de infraestructura básica y otros.

Efectivamente en ocasiones quienes gobiernan proceden a tomar decisiones cuyas consecuencias económicas impactan a los ciudadanos a quienes dicen servir. Constitución, leyes, instituciones, separación de poderes, medios, organizaciones intermedias, opinión pública, compañeros de partido que en un deber ser constituyen salvaguardas en una democracia son rebasados o cooptados causando gran daño.

Es importante hacer énfasis y señalar a aquellos partidarios y líderes sociales que habilitan al líder destructor colaborando, conspirando, solapando, aplaudiendo, implementando y defendiendo lo que es evidentemente nocivo.

No deja de sorprenderme que Sheinbaum y colaboradores expusieron con gran racionalidad argumentos contra las políticas arancelarias de Trump. Mi sorpresa se debe a que esos mismos personajes con una gran desfachatez defendieron la cancelación de un aeropuerto para Ciudad de México, la construcción de una refinería en Dos Bocas, Tren Maya, AIFA, Megafarmacia, destrucción del sector salud, endeudamiento para sufragar gasto corriente y una muy larga lista de acciones irresponsables cuyos costos se seguirán pagando por décadas. Su silencio sobre las erradas políticas públicas de la administración federal anterior y actual, los exhibe por lo que son. La honestidad declarativa e intelectual no es su fuerte.

Quienes gobiernan en México son genios al momento de hacer planes, gracias a sus iluminadas mentes nos han regalado un Plan Sonora, Plan México y Plan Nacional de Desarrollo donde nos presentan un promisorio y próspero porvenir. Algunos de esos planes que con tanta arrogancia presumen por el mundo desafortunadamente no pasan de generalidades, buenas intenciones, ideas inconexas, refritos, carentes de acciones específicas, sin métricas de evaluación precedentes a la declaración de éxito, sin fuentes de financiamiento ni calendarios de ejecución. Planes que constituyen promesas, perpetua campaña política, un escape hacia adelante cuya inaplicabilidad los destina al olvido.

El evadir la responsabilidad de dar resultados hoy, bajo la promesa de que con su plan lograrán transformar vidas esconde el gran fraude declarativo de gobernantes transitorios, expertos en dilapidar y apropiarse de recursos financieros ofreciendo resultados inexistentes.

Tan sólo basta revisar el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 o el Plan estatal de desarrollo de Sonora y confrontarlos con la realidad. López Obrador prometió en su plan “… un desarrollo económico que habrá alcanzado para entonces una tasa de crecimiento de 6%, con un promedio sexenal de 4%”. “México habrá dejado de ser la dolorosa y vergonzosa referencia internacional como tierra de violencia, desaparecidos y violaciones a los derechos humanos”.

En el plan estatal Durazo: “Por la incapacidad, la poca eficacia directiva y el desinterés real del Gobierno estatal anterior, Sonora ha experimentado un deterioro en las condiciones de seguridad, del alarmante incremento de la corrupción en los últimos años…”.

“Todo lo anterior es consecuencia de años y años de complicidad entre una clase política que no se renueva y una élite empresarial acomodaticia y poco afecta al riesgo que supone el mundo de los negocios… estamos convencidos que estar en el sector público no es un negocio, es una responsabilidad de servicio”. “Lo más importante será un combate a fondo de la corrupción en la administración pública en general…”.

Mientras seguimos deshojando la margarita en espera de resultados apegados a farragosos y en ocasiones fantasmagóricos planes, la realidad de un mundo en movimiento amenaza nuestra economía, seguridad, soberanía y cultura.

Quienes hoy gobiernan se empeñan en replicar la fórmula de 90% lealtad y 10% capacidad, donde por lo observado sobrevaloran este último atributo. Su arrogancia los conduce a “hubris” otorgándoles un falso sentido de infalibilidad.

Llegó el momento de construir planes fundamentados en participación ciudadana, una meta ambiciosa de convertir lo público en un espacio de posibilidades, honestidad y legalidad, remitiendo a falsos líderes ya sean estos públicos o privados al ostracismo.

Óscar F. Serrato Félix es padre de tres, ciudadano, empresario, analista y optimista.

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