Buena Presidenta… en EU
La aplastante victoria de Kamala Harris sobre Trump en el debate hace pensar que la candidata demócrata ganará la elección presidencial y evitará la amenaza que significa el regreso del pérfido individuo a la Casa Blanca.
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
Tres señoras jóvenes, amigas entre sí, se hallaban en estado de buena esperanza, o sea embarazadas. Conversando aventuraron pronósticos sobre el sexo del bebé que cada una tendría. Dijo la primera: “Cuando encargamos a nuestro bebé mi marido y yo hicimos el amor en la posición del misionero, él arriba y yo abajo, de modo que pienso que tendremos un varoncito”. Declaró la segunda: “Mi esposo y yo lo hicimos en la posición llamada woman on top, o cow girl, él abajo y yo arriba, así que creo que tendremos una mujercita”. “¡Santo cielo! -exclamó preocupada la tercera-. ¡Entonces yo voy a tener un cachorrito!”. Cumplió años don Algón, ejecutivo de empresa, y se le hizo una fiesta en la oficina. Cierto funcionario de la compañía, sujeto adulador, hizo uso de la palabra -de varias- y manifestó: “Nuestro jefe es de seda por fuera, pero de metal por dentro”. Desde ese día los empleados se refieren a don Algón con un apodo: “El paraguas”. Un amigo de Babalucas le dijo: “Te invito a comer tacos de cabeza”. “No, gracias -declinó el badulaque-. Debe ser muy incómodo comerlos en esa posición”. El licenciado Ántropo quiso probar que su cliente estaba desarmado durante la riña que protagonizó. Le hizo una pregunta: “¿Tenía usted algo en las manos cuando lo atacó su vecino?”. “Sí -respondió el tipo-. Las pompas de su esposa. Sin embargo con ellas no podía defenderme”. Compadecería yo a Miguel Ángel Yunes Márquez si ese hombre mereciera compasión, pero no es merecedor de ella. Más bien merece desdén, por no decir desprecio, término que mejor cuadra a su persona y a su acción. Desde ayer hasta el último día de su vida será acusado de haber hecho traición a México. La misma tacha llevará su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, al igual que Araceli Saucedo y Sabino Herrera, pertenecientes ambos al extinto PRD, quienes también se infamaron al apoyar a Morena para la aprobación de la reforma judicial de AMLO, nefasta iniciativa que anula el principio de la división de poderes y pone a México en el camino de la dictadura. Mejor les habría ido a los dos Yunes si no hubieran cedido a la presión ejercida sobre ellos por la 4T, que les hizo una ilegal oferta que no supieron rechazar. La cárcel los habría honrado. En cambio, la libertad de que siguen gozando como premio a su bajuna entrega los deshonra y envilece. Pudieron ser héroes, pero escogieron la indignidad a cambio del dudoso privilegio de andar en la calle, cosa que no podrán hacer en su entidad natal sin exponerse al vilipendio de aquellos que los califican de traidores. Los Yunes son ahora motivo de vergüenza para muchos de sus amigos y sus familiares. En Veracruz serán mal vistos incluso por quienes los compraron, según se afirma allá. Me pesa escribir esto. Tiendo a la benevolencia y a disculpar las faltas y defectos de mi prójimo, pues mis defectos y mis faltas son mayores que los de cualquiera de ellos. En el caso que me ocupa es dable cometer pecado de ira, porque la reforma de AMLO hiere mortalmente a México y destruye las esperanzas de millones de mexicanos de vivir en un País libre, justo y democrático. En medio de esa oscuridad brilla una luz. Habrá, es muy posible, una buena Presidenta. No hablo de México, sino de Estados Unidos, donde la aplastante victoria de Kamala Harris sobre Trump en el debate hace pensar que la candidata demócrata ganará la elección presidencial y evitará la amenaza que significa el regreso del pérfido individuo a la Casa Blanca. Si eso sucede allá, a nuestros vecinos les irá muy bien. Con lo que ha sucedido acá, a nosotros nos irá muy mal. FIN.
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