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¿Cuándo piensas salir de esa zona de confort que te hace sufrir?

Varios años después sigue preguntándose cómo fue posible que se sintiera más seguro secuestrado por unos malhechores que corriendo el riesgo de ser libre.

Juan Tonelli

Historias demasiado humanas

-”Vístete que te vas”.

Esas cuatro palabras le generaron más miedo que cuando lo secuestraron.

Once días atrás, una noche en la que estaba por ingresar en su casa, lo golpearon por la espalda y cuando pudo empezar a entender algo, estaba en el baúl de un auto.

Media hora más tarde, unos encapuchados lo sacaron de ahí y lo encerraron en un cuarto de dos metros cuadrados. La angustia era infinita. ¿Lo matarían? ¿Volvería a ver a sus hijos?

Después de unas horas iniciales muy difíciles se fue serenando. Estaba convencido que su familia pagaría el rescate y confiaba en que saldría de allí con vida. Sin embargo, era consciente de la fragilidad de todo el proceso. Cualquier cosa podía salir mal y que lo mataran.

Los días siguientes se fue acostumbrando al nuevo ritmo de vida. Le pasaban la comida por un agujero del techo. Ni atinaba a mirar mucho, no fuera cosa que por accidente viera a uno de los secuestradores y que éste, por temor a ser identificado en un reconocimiento judicial futuro, no tuviera más remedio que matarlo.

Como indica el manual, había un secuestrador bueno que lo trataba con respeto y lo inspiraba, y otro malo que lo insultaba y le decía que no saldría con vida.

Al cumplirse la semana la víctima ya se había adaptado plenamente a esa vida. Leía los malos libros que le habían dejado, hacía un poco de flexiones de brazos y sentadillas para mantenerse en forma, reflexionaba sobre su vida.

Hasta que llegó el día clave en que el secuestrador bueno le pidió que se vistiera para irse.

Entró en pánico. ¿Y si todo era una trampa para matarlo? Él en ese cuarto se sentía seguro, tranquilo, contenido. ¿Para qué salir?

Se dio cuenta que esos pensamientos eran un disparate. ¿Cómo iba a estar más seguro quedándose cautivo por los secuestradores, que saliendo?

¿Pero y si algo salía mal y le pegaban un balazo?

Las contradicciones lo atravesaban completamente.

Intentó razonar que los secuestradores no necesitaban sacarlo de ahí para matarlo. Se dio cuenta de que podían ahogarlo en esa habitación, prenderle fuego, envenenarlo, o rematarlo de un disparo.

Pero él sentía miedo de salir de ese lugar en el que estaba cómodo, en el que provisoriamente vivía tranquilo.

Después de una hora en la que seguía sin vestirse porque estaba en shock, vino el secuestrador malo y le dijo que si en cinco minutos no estaba listo, lo mataba ahí mismo.

No tuvo más remedio que ponerse la ropa y salir.

Finalmente todo salió bien y pudo reencontrarse con sus hijos y familia.

Varios años después sigue preguntándose cómo fue posible que se sintiera más seguro secuestrado por unos malhechores que corriendo el riesgo de ser libre.

Cualquier similitud con nuestras vidas es pura coincidencia.

¿Y tú? ¿Hasta cuándo piensas seguir viviendo en tu zona de confort, la misma que te hace sufrir tanto? ¿No es mejor correr el riesgo de ser libre, y vivir?

*Relato del libro “Un elefante en la habitación, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar”.

Juan Tonelli

Autor de “Un elefante en la habitación”, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar. Conferencista.

https://linktr.ee/juan.tonelli

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