Ofrezco mis disculpas por la crisis climática que ayudé a generar y que ningún gobierno combate
Si en la CDMX hemos experimentado temperaturas nunca vistas, los habitantes de otros lugares del País y del mundo han tenido que soportar aún más calor.
Eduardo Ruiz-Healy
Terminé de escribir esto ayer a las 15:10 horas. En la CDMX, la temperatura y la sensación térmica (que considera tanto la temperatura del aire como la humedad relativa) era de 28°, lo que se considera una temperatura cálida y agradable (25° a 29.9°), pero no calurosa (30° a 34.9°, que incomoda a muchas personas, especialmente en lugares con alta humedad). Sin embargo, el 26 de mayo, el termómetro alcanzó un máximo histórico de 34.7°, mientras que la sensación térmica llegó a casi 36°C (de 35° a 39.9° la temperatura es muy calurosa y puede ser peligrosa porque aumenta el riesgo de golpe de calor y otros problemas de salud). Ese día, el termómetro estuvo 10.2° por encima del promedio histórico para un 26 de mayo.
Y, si en la CDMX hemos experimentado temperaturas nunca vistas, los habitantes de otros lugares del País y del mundo han tenido que soportar aún más calor. El calentamiento global sigue y ningún Gobierno, incluido el de México, hace algo para detenerlo, pese a que hará crisis en tan sólo 26 años, en 2050, de acuerdo con lo que Alfred McCoy, maestro de historia en la Universidad de Wisconsin-Madison, escribe en su libro más reciente, “To Govern the Globe: World Orders and Catastrophic Change” (Haymarket Books, 2021), cuya traducción al español está disponible en versión de audiolibro en Amazon
En su libro, el autor advierte sobre la crisis climática y su impacto devastador en la humanidad y el orden global, y argumenta que el cambio climático no sólo transformará drásticamente nuestro entorno, sino que también traerá consigo profundas consecuencias políticas y sociales. Para él, los futuros conflictos y la reconfiguración del poder mundial estarán estrechamente ligados a la capacidad de las naciones para adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático. Esta no es una simple predicción alarmista, sino una evaluación basada en evidencia científica sólida, que él proporciona abundantemente en su texto.
McCoy hace un llamado urgente a la acción política coordinada de todos los gobiernos nacionales del planeta para enfrentar esta crisis y advierte que la inacción no es una opción si queremos evitar un futuro marcado por el sufrimiento humano y la disolución del orden global que conocemos.
En el último párrafo de su libro, McCoy, de 79 años, se dirige a su lector: “Permíteme cerrar con una nota personal pidiendo disculpas, en nombre de mi propia generación de baby boomers, por dejar a la juventud de hoy una crisis climática cuyos costos serán dolorosamente evidentes para el 2050, cuando yo ya haya muerto desde hace mucho tiempo y tú estés en la mediana edad, criando a tus propios hijos y luchando por sobrevivir en un entorno cada vez más difícil. Para ti, sinceramente espero que el futuro demuestre que cada palabra que he escrito en los párrafos anteriores esté completamente equivocada. Desafortunadamente, la evidencia científica parece tan contundente que el compromiso político para restringir el cambio climático y reparar sus costos humanos parece un curso de acción mucho más prudente que deberías tomar. Buena suerte y que Dios te bendiga. Necesitarás ambas cosas”.
Por la misma razón, como el baby boomer que soy, también ofrezco mis disculpas a las generaciones de mis hijos, nietos y las que vengan después de ellas.
Eduardo Ruiz-Healy
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