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La Presidenta científica

La revista Nature... “¿Son los científicos buenos presidentes?”

Jesús Canale

CRITERIO

Se le define como la publicación periódica científica multidisciplinaria más destacada del mundo y, desde el 4 de noviembre de 1869 hasta el día de hoy, ha publicado cada semana sus emisiones desde Londres, donde está ubicada su central de operaciones: Se trata de la revista Nature, la cautivadora impresa y electrónica más genial entre los académicos e investigadores científicos del planeta. Pues resulta que el día de ayer en su sección “Nature Briefing” publicó una nota con el título “¿Ayuda a los políticos tener una formación científica?” al cual liga con un artículo de la semana pasada cuyo título es “¿Son los científicos buenos presidentes?”, que abre y cierra con referencias a Claudia Sheinbaum, y en su cuerpo principal describe las opiniones de historiadores y politólogos sobre presidentes de cinco países con formación científica y que bien vale la pena comentar aquí, aunque por cuestión de espacio serán solo tres de ellos, los más icónicos de las últimas décadas. Empecemos con Margaret Thatcher que fue líder del Partido Conservador desde el cual ganó las elecciones de 1979 para permanecer once años -reelecciones habidas- como Primer Ministra del Reino Unido. Thatcher había estudiado química en la Universidad de Oxford (UO) donde trabajó un tiempo al lado de la Premio Nobel, Dorothy Hodgkin, y después en un par de empresas privadas para de allí abandonar los laboratorios e irse a la política. Durante su mandato privatizó, entre otros, los servicios públicos de agua, gas y electricidad y recortó el gasto social, hechos que le restaron popularidad pero que luego recuperó tras la victoria en las batallas contra Argentina en el conflicto de las Islas Malvinas en 1982; su crítico, John Muellbauer, economista de la UO, apunta que Margaret, más que por políticas basadas en la evidencia como se esperaría de una científica, actuó según su ideología. Abdul Kalam, fue Presidente de la India de 2002-2007 con el apoyo tanto del partido oficial como de la oposición (no cualquiera). Fue figura muy prestigiada en ciencia aeroespacial haciéndose de relevantes logros tecnocientíficos para la India y que la colocaron en un inimaginable sitio de prestigio científico en el mundo, el cual se ha mantenido y acrecentado hasta hoy; esto fue como un profundo suspiro de oxígeno para la moral india y dejó un legado de potencia para estudiantes y científicos jóvenes de su País. Ángela Merkel, doctora en química cuántica de la entonces Alemania Oriental, que ya en la Alemania reunificada, tras ganar las elecciones en 2005 fue la primera mujer en ser Canciller de Alemania la cual gobernó por 16 años, de 2005 a 2021 (reelecciones habidas). Su papel como centro de gravedad conciliador y de impulso al desarrollo limpio en Europa ha sido reconocido en prácticamente todo el mundo. Su acogida a los migrantes fue masiva, decorosa y bien manejada. Su crítico, el politólogo inglés Matt Qvortrup, expresó que la formación y experiencia científica de Merkel “fue definitivamente una virtud” e influyó en su capacidad para trabajar en colaboración. ¿Entonces? Pues bien, copio aquí íntegro el último párrafo del citado artículo para conservar su completo sentido: “Muchos de los críticos de Sheinbaum Pardo, incluidos algunos científicos, se preocupan por la democracia mexicana, argumentando que se ha acercado demasiado a la cada vez más poderosa maquinaria política construida por su predecesor. ‘Si yo la aconsejara’ -dice Mike Lubell, físico del City College de Nueva York y analista de la política científica federal norteamericana- ‘le diría que asegurar que la democracia mexicana prospere será esencial para la capacidad de México de avanzar en ciencia y tecnología’”. ¿Pero -pregunto yo- qué entienden unos y otros por democracia?

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