Historias de la creación del mundo
El Señor hizo a la tortuga para perpetuar la vida mediante el amor.
El Señor hizo a la tortuga.
Primero hizo a la hembra, y en seguida al macho.
Cuando el macho vio a la hembra inmediatamente fue hacia ella. De hecho cuando todos los machos vieron a sus hembras inmediatamente fueron hacia ellas. No lo hicieron por propia voluntad: Ése fue el designio del Señor, quien dio placer al acto del amor como atractivo para perpetuar la vida. Para que perpetuaran la vida -él es la vida- el Señor hizo a todas sus criaturas.
Fue, pues, la tortuga macho hacia la hembra, y ambos hicieron lo que los machos y las hembras hacen.
El Señor, sin embargo, aún no había autorizado tales juntamientos. Llamó a la tortuga hembra -el macho se escondió en su carapacho- y le preguntó, severo:
-¿Qué hiciste?
Respondió la tortuga, atribulada:
-No me lo explico, Señor. ¡Todo sucedió tan rápido!
¡Hasta mañana!
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