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Otra vez Fuenteovejuna

En un país donde la justicia popular reemplaza al sistema legal, los linchamientos se vuelven una triste norma.

Muy desafortunadamente nuestro País ha venido haciéndose de fama mundial como puntero en linchamientos; apenas antier jueves ocurrió que una mujer sospechosa de haber participado un día antes en el secuestro y muerte de una niña de 8 años de edad en Taxco, Guerrero, fue extraída de un domicilio particular donde permanecía bajo custodia policiaca y ya en manos de la muchedumbre fue golpeada a múltiples puñetazos, patadas y apaleos por hombres y mujeres hasta la inconciencia y momentos después la muerte.

Fue un linchamiento típico: Ejecución tumultuaria sin proceso legal previo de una persona sospechosa de haber cometido un delito. Con frecuencia detrás de un linchamiento se aducen motivos con pretensión de justificarlo, como son “hacer justicia” o “dar su merecido” a una o más personas sospechosas de haber cometido un ilícito y a veces se esgrimen hasta motivos de “limpieza” social o política en contra de alguien que simpatiza con un partido o grupo ideológico o político adversario.

Una muestra muy clara de lo que es un linchamiento lo encontramos en la obra teatral andaluza “Fuenteovejuna” en la que Lope de Vega, poeta y dramaturgo del Siglo de Oro español, relata la muerte de una autoridad política municipal a manos de un tumulto de enardecidos sujetos en la población andaluza de Fuente Obejuna (o Fuenteovejuna, es lo mismo) y cuando el investigador pregunta a los aldeanos quién asesinó al funcionario, la gente una a una le respondía “Fuente Ovejuna lo hizo, señor”. Pues igual, a la pregunta de quién asesinó a la mujer sospechosa de dar muerte antier a la niña guerrerense, la respuesta habrá de ser “fue Taxco, señor”, o sea, todos y nadie a la vez. ¿Fue este otro “hecho aislado” o “atípico”? Pues nomás enterarse que en México, como no existen estadísticas oficiales sobre el linchamiento sino que los números se obtienen de investigaciones hemerográficas -es decir, sobre publicaciones periódicas- o de estudios académicos, a partir de estas fuentes la revista Pares-Ciencias Sociales publicó en junio de 2023 que de 2011 a 2021 se acumularon informes de mil 915 linchamientos con la observación de que en 2018 y 2019 se reportaron casi 400 cada año, es decir 800 durante esos dos años, lo que significa casi un linchamiento diario, y aún habría que añadir los de 2022 y 2023. Pero más allá de los motivos inmediatos para que sucedan linchamientos en una población dada están las condiciones estructurales y culturales que suelen actuar como caldo de cultivo para tan inicua práctica. De una parte las condiciones morales de los ciudadanos sobre el bajo aprecio por la vida ajena, como puede advertirse en la producción literaria y de espectáculos: La letra de las canciones (por ejemplo, “la vida no vale nada”, los corridos con apología del delito, etcétera); los programas o series de televisión y películas, la apología de la pena de muerte, etcétera. De otra parte, la erosión del prestigio del Estado ya sea por una legislación permisiva, la impunidad, el desprestigio moral y los pobres resultados de la fuerza pública en sus distintas modalidades de policías preventivas locales, corporaciones regionales o nacionales y las fuerzas armadas, así como la banalización de la tortura física y sicológica, etcétera. En cualquier lugar en el que las fuerzas de seguridad del Estado muestran impericia o no cuentan con el suficiente recurso material y logístico o son negligentes, lógica -aunque malamentese promueve el riesgo de que el pueblo se atribuya para sí el derecho a hacer “justicia” por mano propia en el sentido de aplicar la fuerza incluso extrema -pero sin juicio previo- sobre la o el presunto perpetrador de un delito.

Ni Fuenteovejuna ni Taxco pueden ser jueces. En las multitudes el coraje, la furia y la pasión irracional exceden las dosis de sensatez, prudencia y equilibrio y el resultado es -tal y como fue- un desastre más entre los casi dos mil desastres de ese tipo en los últimos 10 años en nuestro País. Algo mucho mejor a partir de mañana: ¡Feliz Pascua de Resurrección!

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