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TikTok en los Estados Unidos

A los congresistas norteamericanos les queda claro que TikTok es un riesgo de intromisión en las campañas electorales.

Si alguien todavía piensa que las redes sociales son sólo un pasatiempo para ociosos debería voltear su mirada hacia nuestro vecino del Norte y preguntarse cómo fue que en medio del agarrón que se traen allá demócratas y republicanos, los representantes (diputados) de unos y otros se pusieron pronto de acuerdo en emplazar a ByteDance -el gigante consorcio privado chino dueño de TikTok- para que venda la rama de esta plataforma en los Estados Unidos a compradores por completo desvinculados del Gobierno chino. El acuerdo logrado hace tres días entre los representantes norteamericanos que resultó en 352 votos a favor y 65 en contra, es solo el primer paso pues lo que sigue quedará en manos del Senado y luego la aprobación final por el Presidente Joe Biden quien, por cierto, ya manifestó que si la iniciativa es aprobada, él la ratificará de inmediato. ¿Por qué tanto interés en exigir a TikTok pasar a otras manos? Uno pensaría que simplemente para que no quedase en manos extranjeras pero en realidad no es así pues de hecho hay buen número de empresas de propiedad extranjera establecidas en los Estados Unidos sin más restricciones que las normativas. El asunto es que desde hace años esta plataforma viene causando escozor también en otros países, por ejemplo, el año pasado la Comisión Europea y el Consejo Europero prohibieron TikTok en los dispositivos oficiales; en la India esta y otras 223 aplicaciones chinas fueron prohibidas por el Ministerio de Electrónica y Tecnología por razones de seguridad, defensa, soberanía e integridad nacional; en Bangladesh e Indonesia TikTok se ha suspendido por bloqueo oficial de manera intermitente y en Pakistán la plataforma fue prohibida en 2020. Se ha revelado, además, que TikTok sirvió en 2019 como vehículo de más de veinte suscriptores para publicar propaganda a favor del Estado Islámico (ISIS). Concretamente en los Estados Unidos se han ubicado en esa aplicación campañas de videos señalando que la economía norteamericana va en picada e incluso hablan de la “depresión silenciosa” en un escenario peor hoy que en 1930, típicos motivos atemorizadores. En Octubre y Noviembre pasados se detectó una tendencia inclinada a favorecer al grupo Hamas y se elogió una carta de Osama Bin Laden, líder intelectual del ataque a las Torres Gemelas. Sobresale que temas que disgustan a China, por ejemplo el Tibet, Tiananmen, las protestas de Hong Kong y otros difícilmente se localizan en el contenido de TikTok. A los congresistas norteamericanos les queda claro que TikTok es un riesgo de intromisión en las campañas electorales y un asunto mayor es la posibilidad de que el compromiso de ByteDance (propietaria de TikTok) con el gobierno chino la obligue, en un momento dado, a compartir su información incluso por la vía legal aduciendo motivos de seguridad pública. Lo que nos queda a nosotros, desconocedores del fondo de un asunto tan complejo como este, es que la supuestamente inviolable seguridad de la privacidad de nuestros datos en las redes sociales pues no lo es tal, que es información fácilmente obtenible por terceros y que puede ser maliciosamente utilizada en provecho económico, social, cultural, ideológico y político por parte de individuos y organizaciones de quienes ni siquiera tenemos idea. Si este asunto unió al Congreso norteamericano en tiempos de tanta desunión como ahora y además nos enteramos de que TikTok suma 75 millones de usuarios activos mensuales mayores de 18 años en México -el cuarto lugar en el mundo- y ya supimos de los antecedentes de la plataforma en otros sitios del mundo, pues por lo menos es como para tener la atención bien puesta en el tema, no pecar de ingenuos y tomar precauciones para proteger nuestros datos personales y los de nuestros familiares y amigos e igualmente estar advertidos de que en esta y otras plataformas se han identificado tendencias con segundas y terceras intenciones para influir en los video-videntes. ***

Médico cardiólogo por la UNAM. Maestría en Bioética.