Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas /

Gaza y Biden

Nuevamente una guerra podría definir la elección presidencial de Estados Unidos. La guerra en Gaza podría sacar a Joe Biden del poder.

Nuevamente una guerra podría definir la elección presidencial de Estados Unidos. La guerra en Gaza podría sacar a Joe Biden del poder, no porque Donald Trump vaya a terminar con ese conflicto, sino simplemente porque hay un creciente voto de descontento con el Presidente demócrata por su apoyo a Israel.

Israel ha sido siempre un aliado fundamental de EU en el Medio Oriente. En muchos sentidos, la defensa de la seguridad de Israel ha sido un pilar de la política exterior estadounidense, por temas geopolíticos, pero también porque la comunidad judía se articula muy bien a todos los niveles del poder político, incluido el Congreso. De acuerdo con el Pew Research Center sólo 5.8 millones de personas se identificaban como judías en el 2020. Esto representa apenas el 2.4% de la población total de EU. Sin embargo, hay 33 legisladores que se identifican como judíos, lo cual representa el 6.2% del total del Congreso. En otras palabras, hay una sobrerrepresentación legislativa y una influencia fuerte de las posturas proisraelíes en el Gobierno de EU.

En contraste, los datos más recientes de la población que se identifica como musulmana en EU son de 2017, cuando eran 3.48 millones de personas. Sin embargo, el Pew Research considera que para 2040 podrían superar los 8 millones de personas y el Islam convertirse en la segunda religión más grande en EU. La población de origen palestino es muy pequeña, apenas si supera las 250 mil personas, pero su influencia ha crecido en los años más recientes. En el actual Congreso sólo hay cuatro legisladores musulmanes, incluyendo a Rashida Tlaib, la primera persona de origen palestino en ser electa como legisladora y quizás la voz que hoy más ruido causa en el Partido Demócrata.

Rashida lideró una campaña para emitir un voto de protesta contra el presidente Biden en las primarias del Estado de Michigan. Su activismo funcionó. Michigan es uno de los estados que definirán la elección presidencial en noviembre y la semana pasada Biden obtuvo una fuerte alerta: Del total de los participantes en la primaria demócrata poco más del 13% emitió un voto de protesta contra el Presidente. No lo quieren de candidato por su postura proisraelí.

Los resultados en Michigan obligaron a los demócratas a lanzar un mensaje propalestino. La vicepresidenta Kamala Harris llamó a un cese al fuego de seis semanas en Gaza. Es la primera declaración en este sentido por parte del Gobierno estadounidense, pero no es creíble. La diplomacia estadounidense ha vetado tres resoluciones de cese al fuego en el Consejo de Seguridad de la ONU por lo que la declaración de Kamala suena a un acto desesperado.

Lo que está ocurriendo en Gaza rebasa el horror. Más de 31 mil civiles han muerto, más de 70 mil damnificados. La intervención militar de Israel ha desafiado el derecho internacional humanitario y es crecientemente percibida como un genocidio, como argumenta Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia.

En los últimos 50 años, tres guerras han definido al ocupante de la Casa Blanca: La guerra de Vietnam obligó a Lyndon B. Johnson a no buscar la reelección en 1969. Esto revivió políticamente al republicano Richard Nixon, quien ya había perdido una batalla por la Presidencia. Nixon lideró el despertar del conservadurismo social, el de las supuestas “mayorías silenciosas. La victoria de la Guerra Fría consolidó a Ronald Reagan en los 80. La guerra de Iraq y el cambio de la opinión pública permitió el ascenso de Barack Obama en el 2008. Hoy Joe Biden enfrenta una situación similar.

La guerra en Gaza podría definir la contienda este 2024 al igual que la migración y el tema de la percepción de la salud del presidente Biden. Los demócratas necesitan redefinir su relación con Israel hacia futuro porque hoy simplemente les está abriendo un choque generacional y en noviembre les puede costar la resurrección política de Trump, irónicamente un hombre que impulsó un veto a la llegada de musulmanes a EU.

Genaro Lozano