Disentir

Las democracias están hechas para los puntos y contrapuntos. Sin éstos no hay democracia. El pensamiento único no nutre el diálogo. Es la diferencia, la diversidad de opiniones la que alimenta un país. Es de celebrarse que cientos de miles de personas hayan ejercido el derecho a la protesta el domingo. Una vez más, el Presidente minimizó a quienes opinan distinto.

La polarización no da pies a matices. Muchas de las personas que fueron a la marcha lo hicieron movilizadas por la desinformación. Algunas pancartas decían que “AMLO quiere desaparecer el INE”, otras fueron movilizadas por los estigmas en torno a Andrés Manuel López Obrador y no realmente por las 20 iniciativas que mandó al Congreso. Lo que sobresale en muchos es una idea de que “el Presidente es un tirano”.

En febrero del año pasado, el Zócalo también se llenó con cientos de miles de personas que protestaron contra el llamado “Plan B” y salieron a “defender al INE”. Para esa marcha una de las ideas que movilizó a la gente era que el Presidente quería desaparecer al instituto, que la Segob se encargara de la organización de las elecciones. Eso realmente no pasó, pero el Presidente sí logró la aprobación de reformas a diversas leyes y que incluían el cierre de plazas técnicas en el INE, así como la emisión de documentos para votar en el exterior por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre otros. Las mayorías de Morena aprobaron esas modificaciones y la Suprema Corte invalidó el Plan B en septiembre pasado.

La oposición no sólo está creciendo, sino que se está organizando mucho mejor. El Zócalo innegablemente lucía más lleno que hace un año. Lorenzo Córdova es mejor orador que José Ramón Cossío, aunque su discurso quizás no sería tan celebrado en otra audiencia. La fortaleza de la oposición, ausente todo el sexenio, es una buena noticia. Después de todo, parte de la tarea de la oposición es mover a los acuerdos a quienes están en el poder, a buscar el diálogo y a escuchar el descontento. AMLO fue un gran opositor durante 18 años. Su disidencia nutrió la democracia mexicana. No ha habido un mejor opositor al poder que López Obrador.

La llamada marea rosa se dice apartidista, presume que sólo busca defender la democracia y que no toma partido, que no critica ni respalda a candidata o candidato. Esto mismo dijo Córdova en su discurso, pero en la respuesta se escuchaba fuerte un “fuera López” y a lo largo de la marcha había consignas contra AMLO y contra Sheinbaum. Es cierto, en una protesta tan grande los organizadores no pueden controlar el repertorio de la protesta, la manera en la que quienes asisten expresan su descontento o su apoyo a algo. Sin embargo, la presencia de líderes partidistas, de legisladores del PAN, PRI y PRD y de candidatos como Santiago Taboada le da una lectura diferente.

Estamos ya en el cierre del sexenio. El Presidente no está reaccionando bien a la crítica, pero esto no es nuevo. La novedad está en que ahora Claudia Sheinbaum tiene frente a sí una enorme disyuntiva: No reconocer el descontento y descalificar o, bien, tender puentes con quienes piensan distinto. La marcha del Zócalo podría no tener mucho impacto en la contienda por la Presidencia, pero sí puede empezar a ser un motivo de preocupación para la contienda en la CDMX.

El domingo vibró la democracia mexicana. La que hemos construido en las últimas cuatro décadas. Ese día Claudia Sheinbaum, la candidata del partido en el poder, se inscribió ante el INE, rodeada de militantes de su partido y con una convocatoria a marchar el 1º de marzo. Ese mismo domingo cientos de miles de personas hicieron valer el derecho a disentir, uno de los pilares de nuestra democracia. Mientras que en países como El Salvador se celebra la construcción de un sistema de partido único en democracia, mientras que en Rusia se asesina a opositores, en México seguimos celebrando la diversidad, el multipartidismo, la libertad y el derecho a disentir. Nuestra democracia está viva. La elección a la Presidencia tiene que sacar lo mejor de las candidatas para convencer a los votantes.

Genaro Lozano