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Mirador

“Estando en comunidad no luzcas tu habilidad”.

Fray Lorenzo era su nombre en religión, pero los hermanos del convento le decían fray Burrito.

Ese nombre le daban con cariño porque fray Lorenzo no servía para nada. En la cocina quebraba los cacharros; en el refectorio se le caían los platos; en la capilla no ponía bien las velas; en el huerto secaba las plantas y las flores.

-Hermano -le dijo el padre prior-. Mejor no haga usted nada. Mucho ayuda el que no estorba. Siéntese por ahí y estese quietecito. Así causará menos perjuicios.

Obedeció fray Burrito, o sea fray Lorenzo. Cierto día, sin embargo, sucedió que uno de los padres batallaba para sacar del pozo el cangilón con agua. Corrió en su ayuda el frailecito. Tiró hábilmente la cuerda de la noria y pronto puso el cubo en manos de su compañero.

Nunca lo hubiera hecho. A partir de entonces el superior lo puso a sacar hora tras hora el agua del pozo. ¡Adiós descanso! ¡Adiós horas de feliz contemplación!

Fue entonces cuando fray Lorenzo, o sea fray Burrito, escribió con tiza en el brocal esta admonitoria máxima para uso de perezosos y egoístas:

“Estando en comunidad no luzcas tu habilidad”.

¡Hasta mañana!...

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