INE: Así viví esa historia
Marcó el fin de los fraudes y los ciudadanos tomamos el control de los procesos
Iba en la carretera de Santa Ana a Caborca, cuando vi una caravana lenta y pedí al chofer de TNS que se detuviera porque tenía que bajar. Empezaba marzo de 1983 y trabajaba como reportero en El Norte de Monterrey. En un viaje anterior a mi Navojoa aproveché para ir a Obregón y conocer a Adalberto “El Pelón” Rosas, quien había sido alcalde contra todo pronóstico: Un panista que derrotó a don Pancho Obregón, apellido legendario en el mundo del todopoderoso priismo de la época.
Ramón Alberto Garza, quien dos años antes me había elegido para trabajar en El Norte, me dijo: “Te vas a Sonora y quiero un reportaje muy completo sobre Adalberto Rosas. Ve a encontrarlo en esa marcha que trae para cruzar el Estado. Platícanos quién es, qué lo motiva y encuentra el porqué puede convertirse en el primer Gobernador no priista de México”.
Con esa encomienda, volé de Monterrey a Hermosillo y de Hermosillo, en autobús, a Santa Ana. Ahí dormí y a las 5:00 de la mañana me levanté, tomé el TNS para encontrarme con ese “caballo blanco” que cojeaba de su pie izquierdo pero seguía porque soñaba con cambiar el rumbo de un país plagado de corrupción, prepotencia y excesos de todo tipo. Enfrentaba a un sistema férreo donde los hombres del poder hacían lo que les pegaba la gana con nuestro presente, nuestro futuro y, si lo consideraban necesario, enlodaban el pasado.
Bajé del autobús y vi al “Pelón” encabezando la marcha. Atrás de él iba un “trocón de redilas” con un altavoz en el frente y se escuchaba la voz de Lionel Richie. “I’ll give you all the joy, my heart and soul can give”, decía el romántico y poppero ritmo de “Truly” cuando alcancé al personaje central de mi historia.
Caminé a su lado. Le tomaba fotos y platicaba. Trataba de conocerlo a fondo, entender por qué arriesgaba todo lo que tenía por un puesto tan ingrato como el de Gobernador. Debo confesar que conocer a ese hombre tan directo, protagónico, simpático, tan cínico a veces, sarcástico, ocurrente y muy honesto, convencido de que necesitábamos un cambio, es una de las experiencias más preciadas en mi vida como periodista. En ese tiempo, yo era un chamaco de 20 años, que compartía el sueño de un México justo y con oportunidades para todos.
La historia del “Pelón” fue “la de ocho” El Norte. En julio de 1985 regresé, ahora a cubrir la elección. Llegué a Hermosillo, donde quienes controlaban las acreditaciones me ofrecieron un “chayote” nacional (explicaron que era mejor que el local). Lo rechacé y solamente escuché un: “qué pend… eres, de todos modos alguien se va a quedar con ese dinero”. Dinero que venía de la oficina del secretario de Gobierno, quien obedecía órdenes del Gobernador, nada menos que el ahora sacrosanto y reverenciado por los acomodaticios sin memoria, Samuel Ocaña, artífice de todo lo que sucedió tras esa elección. Y quieren vendernos que es el mejor de la historia. OMG.
Adalberto enfrentaba al priista Rodolfo Félix Valdés, un hombre sin arraigo pero consentido de De la Madrid, el momentáneo dueño de ese México de la inflación galopante. “¿Sabes cómo le decimos a Félix Valdés?”, me preguntó el “Pelón” una vez y solito se respondió: “El Predial, porque es un viejo impuesto”. Así era él, ocurrente pero luchador incansable.
Llegó la elección, era claro que Sonora quería a Rosas López, pero Ocaña tenía instrucciones precisas de que no fuera así y armaron un fraude más. Uno monumental. Le regalaron la gubernatura a Félix Valdés. “Ahora resulta que en Pueblo Yaqui (su lugar natal) tuve cero votos, ni mis papás votaron por mí”.
Ese tipo de luchas, esas humillaciones y traiciones reiteradas al pueblo, lograron que, quince años después, naciera el IFE. Marcó el fin de los fraudes y los ciudadanos tomamos el control de los procesos. Gracias a ello, en el 2000 ganó el panista Vicente Fox. Por eso el PRI ahora solamente tiene dos gubernaturas cuando hace 33 años nos restregaban en la cara sus “carros completos”.
¿Por qué platico esta historia? Para ver si de esa manera entendemos a dónde nos quiere regresar el Peje con su “reforma electoral”. Para ver si le platican esto a los jóvenes. Para ver si nos anima a salir a las calles a defender eso que tanto nos costó.
Hay que meter presión a esos mequetrefes (y mequetrefas) irresponsables que hoy se ostentan como “legisladores”.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí