El Gober y su responsabilidad

El jueves pasado se me ocurrió publicar un tuit en el que hablaba del desalojo de los yaquis del tramo Cajeme-Guaymas. Un mal que ya era endémico y bastante peligroso porque la etnia, combinada con “mañosos” era una amenaza a la seguridad y violaba el derecho de libre tránsito de los sonorenses. Así que dije: “Hay que reconocer cuando hay decisión y se hacen bien las cosas. @AlfonsoDurazo logró lo que sus antecesores tuvieron miedo (o algo así) de hacer. Liberar la carretera de los #Yaquis es un gran logro. ¡Excelente!” y un emoji de aplauso. Algunos likes y retuits, pero hubo reacciones en comentarios que invitan a la reflexión.

“Ya entrado que se aboque a detener el crimen organizado y, entonces sí, le empezaría a creer”, escribió Marco from Topoya. ¡Tras! Luego vino alguien identificado como Rick Castle: “Un año y medio para entrarle a un tema de interés común y general… probablemente en dos o tres lapsos de año y medio se pueda ver un poco de avance en ese o en otro tema, por lo pronto sigamos viendo como APLAUDEN porque por fin se dignó a hacer algo por Sonora. ¡No mmen! (esto último no lo entendí, jaja)”. Pues sí. Y remató Beto “Taddei” (quiere hueso, jeje) Gómez: “Se actualiza la analogía de reconocer al cajero automático por darme mi dinero, NADA que reconocer, además es una carretera federal, él sólo fue fauna de acompañamiento”.

El tuit original fue auténtico, realmente pienso que fue algo muy bueno porque Claudia Pavlovich y su séquito siempre ignoraron el tema, nadaron de muertito y no les importó la seguridad y los derechos de los sonorenses. Eso lo escribí varias veces en ese tiempo, para que no vengan con que hasta ahora se señala. Las opiniones sobre el tema tienen algo de razón y es preocupante, al menos para mí, darme cuenta que caí en esa dinámica de aplaudir a un gobernante por hacer algo que está dentro de sus responsabilidades. Ellos se comprometen a salvaguardar nuestros derechos y protegernos, así que puede que no haya algo extraordinario. Que los anteriores hayan sido cobardes en el tema no significa que ahora sea un logro grandioso. Pero también es cierto que tiene mérito porque ha sido un tema caliente y no, no lo hizo el Estado, pero obviamente hay que mover los hilos del poder en la CDMX para tener este tipo de resultados. Es triste, pero es real, seguimos en un país centralista “dirigido” (es un decir) por alguien que se cree emperador priista del siglo XX.

Entonces, hay mucho que celebrar porque al fin nos liberan de un asalto en despoblado y aunque suene a que aplaudimos al empleado que siempre llega a tiempo, sí se debe reconocer en algo la labor de Alfonso Durazo. Que la “maña” se haya infiltrado seguramente fue el detonante, pero este caso revela una de las causas de nuestros males. Los “líderes” modernos reaccionan solamente cuando ven que la lumbre está a las puertas del palacio.

Mmmmh, ¿en cuánto tiempo cree que estos yaquis volverán a bloquear la carretera?

Se desmorona

Mala semana para AMLO. Le renunció Tatiana Clouthier, el enésimo personaje de su “inner circle” que salta del Titanic. Los Guacamaya Leaks le desnudan a Adán Augusto y sus aparentes tratos con el narco, revelan que su familia viajó a la Casa Gris de Houston en vuelo privado y custodiada por cinco militares (esto ni como negarlo, porque hasta video del hijo menor bailando, muy mal por cierto, hay en las redes), otro documento indica que las fuerzas armadas no tienen al Cártel de Sinaloa entre las agrupaciones delictivas peligrosas. Y, para acabarla de fregar, desde las entrañas de su equipo sale un libro llamado “El Rey del Cash” donde prometen descubrir todas las tranzas y excesos en sus 18 años de obsesiva búsqueda del poder. Obviamente el chairismo lo seguirá defendiendo porque no es fácil tirar la venda del fanatismo, pero poco a poco irán entendiendo que este señor lo ha hecho muy mal y que su cruzada contra la corrupción es una vacilada que nos va a costar mucho. Mientras tanto ellos se divierten pegándole a Lilly Téllez porque saben que es la única con el valor para decirles las cosas en su cara. Y si le pegan tanto es porque ya los tiene muy preocupados. Tú síguele, Lilly. México te necesita, aunque a veces te excedas.