El Peje, por su boca…
AMLO va por la vida de trompicón en trompicón...
En este México tan dominado por aves de mal agüero (chachalacas, guacamayas hackeadoras, gaviotas, zopilotes y esos pericos que dan los recursos a quienes, sin pudor y con apapachos sin balazos, controlan cada plaza) es complicado entender cómo es que seguimos adelante. Con esa crisis en una clase gobernante de la que ya no sabemos bien a bien de qué lado están o para qué sirven.
Para ellos es solamente una anécdota insignificante el ataque armado en Andares, la plaza comercial más fifí (tanto que en el estacionamiento subterráneo tiene una enorme Farmacia Guadalajara) en la híper-fifí Zapopan, el corazón de la ciudad, donde viven los hombres y mujeres del dinero que controlan Jalisco. Ahí se juntan a desayunar, comer y cenar los rostros de los sitios más privados de Instagram (y Facebook, pues). Y nosotros que llegamos a pensar (allá en los 80s) que cuando se fuera el PRI todo iba a cambiar. Nunca se nos ocurrió que los panistas durarían muy poco y los tricolores mutarían a color morado para seguir mintiendo, robando y repartiendo el País a los criminales. Sólo que estos se les salieron de control porque el que no aprieta termina ahorcado (o algo así).
AMLO va por la vida de trompicón en trompicón. Ahora vivimos la enorme sorpresa de que unas guacamayas le hackearon ilegalmente información sensible desde las entrañas del Ejército (el chiste negro se cuenta solo) y no puede hacer otra cosa que aceptar que sí está bastante enfermo (reconoce lo físico, nada más, no se emocionen). Hace apenas unos meses le dio todo su apoyo al fundador de Wikileaks, Julian Assange, así que ni modo que se lance contra los “GuacaLeaks” porque le van a reclamar eso de la libertad de expresión, que en este México cada quién defiende a su conveniencia. El Peje por su boca muere.
Y si recorremos el País encontramos muy pocos gobernantes capaces, sólo dos o tres de los 20 de Morena entre ellos. Quizá podría salvarse el chiapaneco Rutilio Escandón y la Sheinbaum no lo ha hecho mal, pero cargará con su responsabilidad alrededor de la tragedia de la Línea 12. El resto casi todos son impresentables. Esa campechana de apellido Sansores ha sido “bastante feíta de modos” (dirían las doñas regias) y en lugar de gobernar se concentró en acabar con la imagen de “Alito”, ese pobre y nefasto dirigente que el PRI sigue solapando y lo tiene al borde de la desaparición. Bien pudo mandar a “un propio” (como dicen los encumbrados de la realpolitik para referirse a su “ayudantía”) para que destapara esa cloaca y ella atender el Estado. Barbosa, Cuitláhuac y Cuauhtémoc nomás no dan una, pero al último ya lo metieron a las listas presidenciales (hagan el p%#&@ favor). El sonorense Durazo anda muy preocupado por su amigo tamaulipeco Américo e ignora el desastre de la inseguridad de Cajeme. Malito, malito para gobernar con todo y sus promesas de inversiones estratosféricas (lo dice en serio). Eso sí, para festejar a los gatos, consentir “influencers” y solapar atrocidades de los yaquis en la carretera ha salido bastante bueno el mushasho.
Ahora que me acuerdo iba a hablar de una canción de Serrat, pero ya será después porque este Reino Bizarro hace que uno empiece con una cosa y termine con otra, como por ejemplo esa “ideota” (o sea, idea grandota) de Durazo para hacer que el próximo Gobernador sonorense tenga periodo de tres años y la elección estatal sea concurrente con la presidencial. ¿Es en serio, Alfonso? ¿En qué te molesta que ese proceso estatal coincida con las intermedias federales? Y no vengan con eso del ahorro. ¿Qué gana Sonora más allá de tener un Gobernador que durante seis años será controlado desde Palacio Nacional porque a ese señor (o señora) le deberá el puesto? El ejemplo es él mismo, que no puede exigir nada al Peje porque éste lo considera de su propiedad y le regaló la gubernatura a pesar de su vergonzoso paso por Seguridad Pública. ¿Ha obtenido algo Sonora en este año? Nada, sólo visitas vacuas a los yaquis, a comprar estadios de beisbol, hablar dos que tres babosadas y “ámonoooos”.
Hay que confiar en que los diputados, jajajaja, van a analizar a fondo esta idea del periodo de tres años y la desecharán y van a declarar que jajajajajajajaja. Perdón, se acaba esta columna porque la risa no dejajajajajajaja seguir. Buenos días.
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