Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna México

Nueva actualización sobre Ucrania: La política y la guerra

Nos encontramos en una línea muy delgada entre la política y la guerra

Nos encontramos en una línea muy delgada entre la política y la guerra, en eso que Clausewitz entendía como un continuo dialéctico, un territorio en el que ambas forman parte de un mismo juego. En ciertos momentos se puede observar cómo prevalecen las negociaciones, las demandas y contrademandas, los regateos. En otros momentos podemos ver cómo la guerra empieza a aparecer, y no sólo la guerra entendida de manera tradicional, sino entendida también bajo su carácter híbrido, más actual. ¿Cómo es que hoy, las distintas partes están enviándose mensajes y qué buscan con ello? ¿Qué salidas diplomáticas siguen existiendo? ¿Qué sigue?

1. En esencia, las partes están por ahora, embarcadas en una espiral conflictiva ascendente en la que, por un lado, observamos despliegues de tropas rusas ya en cuatro fronteras ucranianas, y por el otro, el envío de aviones, barcos, equipo y tropas de la OTAN hacia países limítrofes con Rusia. Pareciera que cada parte -cada una con sus propias metas, objetivos, intereses y demandas- necesita comunicar a la contraparte, que su posicionamiento es creíble. Lo que ha pasado con Putin, quien desde fines del año pasado se ha quejado fervientemente de que sus demandas no han sido tomadas con seriedad por parte de Occidente, es que primero, está comunicando que no va a reducir esas demandas en modo alguno, y segundo, está proyectando con fuerza las distintas opciones con las que cuenta en caso de que la contraparte siga sin acceder a sus exigencias.

2. En el lado contrario, hasta hace poco, Washington amenazaba a Moscú con introducir las mayores sanciones jamás desplegadas. Pero las amenazas no tuvieron el efecto que EU buscaba. Por consiguiente, EU y sus aliados, han decidido embarcarse también en exhibir sus propias posturas militares.

3. Mientras esos mensajes son desplegados, las negociaciones han seguido transcurriendo. EU y la OTAN ya han entregado respuesta formal a las demandas de Rusia, esencialmente reiterando sus negativas contundentes a ceder, pero también abriendo algunas ranuras hacia otras posibles alternativas de negociación.

4. Para entenderlo, hay que considerar que en toda negociación siempre están las metas que un actor desearía conseguir en un escenario ideal, pero también hay, en un nivel inferior, metas que buscaría conseguir en un escenario más realista, y mínimos indispensables que tal vez estaría dispuesto a aceptar. Entonces, las preguntas pertinentes serían, ¿cuáles son los objetivos mínimos que Putin aceptaría? ¿Están Washington y la OTAN dispuestos a ceder en esos mínimos? O bien, ¿es posible, quizás, "vincular" otros temas que también están en la mesa de negociación, que son importantes para Moscú, tales como los tratados de armamento que fueron abandonados por EU en la gestión de Trump, u otros nuevos acuerdos, en los que Rusia considere que se le está dando a ganar algo a cambio de distender la situación en Ucrania?

5. Mientras estas preguntas son respondidas entre líneas de manera pública o en privado, los mensajes y contramensajes van a continuar, probablemente durante varias semanas más, semanas en las que los despliegues de tropas rusas seguirán ahí, o quizás se incrementen, y en las que las respuestas por parte de la OTAN seguirán también creciendo.

Por lo tanto, lo siguiente a observar es la dimensión de espiral ascendente de acciones y reacciones que se pudiera seguir alimentando en estos días. El riesgo mayor es que cuando, durante un proceso tan ríspido de negociaciones, se juega con fuego, algo puede suceder que se salga de las manos de todas las partes, suscitando una cadena de eventos que nadie desea. Eso es lo que se tiene que evitar a toda costa.

El autor es analista internacional.

Twitter: @maurimm

En esta nota