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En manos de quiénes estamos…

Esta semana vimos dos situaciones que, si las analizamos con calma, pueden darnos una idea muy cercana a la crisis que vive el País

Esta semana vimos dos situaciones que, si las analizamos con calma, pueden darnos una idea muy cercana a la crisis que vive el País. Hay ausencia de rumbo, de estrategia. Lo que es peor, tenemos una seria falta de compromiso de la clase gobernante (en todos los niveles) con la realidad que vivimos, con las necesidades de un pueblo vulnerable. Un Presidente que insiste en querer gobernar para su nicho, persiguiendo rivales como Ricardo Anaya, su némesis del momento. En la mayoría de los estados no se atreven a contradecirlo. Dos ejemplos:

1.- Regreso a clases. El argumento superficial es que los niños y jóvenes (hacen énfasis en los niños) necesitan regresar a su normalidad (cualquier cosa que esto signifique) y retomar sus vidas. El motivo de fondo es la crisis económica que parece no tener fin y una clase empresarial que cada vez presiona más porque los negocios se están ahogando. Muchos pueden estar de acuerdo con este regreso a las aulas, ¿pero cómo lo ven los gobernantes? Mmmh, ¿lo ven?

a). Hablan mucho de protocolos y pasos a seguir en cada escuela. Hasta ahora lo único que hemos recibido son los Diez Mandamientos que doña Delfina (la que “manda” en la SEP) nos recetó con el Presidente como testigo, pero quedaron en nueve porque, cuando se dio cuenta que había rechazo general, el señor dijo que no estaba de acuerdo con la famosa carta que obligaría a los papás a ser los responsables por lo que pase a sus retoños en las aulas. Entre que nos quisieron convencer que era “fake” se armó un escándalo. ¿Qué le costaba al Presidente aceptar que había avalado los mandamientos de Delfina, pero que había analizado bien y lo consideraba una tontería extrema? Pero no, salió con que no sabía, que los medios lo habíamos inventado. ¿Cómo creer lo que dice, si niega sus errores hasta cuando hay video?

b). No tienen claridad en cuanto a medidas sanitarias. No saben cómo cumplirlas y hacerlas cumplir. Si un niño da positivo, o un familiar en casa, reporta que le llevaron el virus, ¿van a suspender actividades?

c). Cuántos niños por salón, en qué horarios. ¿Los papás van a llevarlos? ¿A qué hora y cuándo los deben recoger?

d). Pero resulta que la asistencia es opcional, los padres deben decidir. Ok, ¿y qué van a hacer con los niños que no vayan?, ¿cómo les van a dar las clases?, ¿cómo los van a evaluar?

e). Nadie habla de la recuperación académica por el año y medio perdido. Ahorita no les importa, pero el costo será muy alto en el futuro. A la autoridad eso no le preocupa. Total, ya aprenderán los chamacos “googleando” sus dudas.

f). No han dicho quién se va a hacer responsable por contagios y posibles muertes de alumnos y familiares que sean infectados como consecuencia del regreso a clases.

g). Un tema aparentemente banal, pero importante: ¿Quién va a dotar de cubrebocas diariamente a todos los niños cuyos padres no podrán enfrentar este gasto? Han de pensar que los menores de 10 años van a cuidarlos como si fuera su juguete favorito.

h). Y los maestros, ¿están listos para manejar la situación?

Puedo seguir, pero con que las autoridades respondieran esto sería maravilloso. Porque la pandemia está en su pico más alto, acaba de registrarse la muerte de una niña de 9 años. Pero las clases y la fiesta debe seguir, con un semáforo rojo que los gobernantes daltónicos ven como si fuera verde.

2.- Crisis en el Congreso: La comisión permanente no aprobó una sesión extraordinaria para cumplir el capricho (ooootro más) de la Ratificación de Mandato (la pregunta no habla de revocación, perdón). Algunas cosas quedaron claras. Una es que las bancadas siguen manejándose como mafias. La otra que los legisladores son unos desvergonzados que no trabajan y no piensan modificar su reglamento interno. Fíjense nada más: Los periodos ordinarios se suspenden del 1 de mayo al 31 de agosto y del 15 de diciembre al 31 de enero. Son cinco meses y medio de vacaciones para los “angelitos”. Y eso no es todo, los seis meses y medio restantes solamente tienen obligación de ir dos veces por semana (a las sesiones)… y jamás van todos, asiste un promedio de 420 y son 500. Esto es un pequeño vistazo a las labores de quienes nos gobiernan. Insisto, nos tienen rodeados.

Martín Holguín

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