Un regreso sin rumbo
Con la novedad de que el regreso a clases presenciales en primarias, secundarias y preparatorias ya es un hecho. Una decisión completamente política por donde se le busque.
Con la novedad de que el regreso a clases presenciales en primarias, secundarias y preparatorias ya es un hecho. Una decisión completamente política por donde se le busque. Difícil entender ese capricho de quienes gobiernan. ¿Si regresan los chamacos a las aulas se va a reactivar la economía?, ¿en qué porcentaje? Suponiendo que así fuera, ¿vale la pena poner en riesgo la vida de todos? La variante Delta está fuera de control, tanto a nivel nacional como estatal. Hay varias personas ya vacunadas que se infectaron y varios (número que no dan a conocer, quién sabe porqué) han fallecido.
Aquí algunas dudas sobre ese regreso a clases:
1.- Ahora resulta que los padres de familia deben encargarse de poner las escuelas en buenas condiciones. ¿Hay presupuesto para ello? ¿Qué pasó con los millones que el Gobierno federal supuestamente envió a las asociaciones de padres?
2.- ¿Qué van a hacer con los niños que no vayan a la escuela por decisión de sus padres? ¿Cómo los van a evaluar y cómo van a recibir sus clases?
3.- ¿Los maestros están de acuerdo y listos para este regreso? ¿Les van a poner la segunda dosis de vacuna CanSino, que recomendó la misma farmacéutica que la desarrolló?
4.- ¿Cuándo se va a conocer el protocolo real de este regreso?
5.- ¿Los niños y jóvenes van a ir todos los días o los van a escalonar? Si van todos, todos los días, ¿cómo harán para aislarlos y evitar posibles contagios?
6.- Si asisten a diferentes horas, ¿cuándo lo van a informar a los padres y cómo le harán estos para llevar a los niños si les toca, por decir algo, de 11:00 a 1:00 de la tarde?
7.- ¿Quién asumirá la responsabilidad de los contagios y posibles muertes que se pueden dar como consecuencia de este regreso tan mal planeado?
8.- ¿Ya pensaron en la recuperación académica de un año y medio (hasta ahorita) ausentes de las aulas? No sé si ya tomaron en cuenta que un niño que dejó de asistir cuando iba a la mitad de segundo año, ahora ya va a cuarto y le pasó de noche todo lo que se ve en tercer grado. Ni modo que digan que sí se les dieron las clases en tiempo y forma (no hablo de las escuelas particulares).
Muchas preguntas, escasas respuestas. Irresponsabilidad oficial en toda su extensión.
Se exagera…
La frase de la semana corrió a cargo de una muchacha que se llama Liz García Vilchis (“chamaquita suata”, le dijo Manuel Clouthier Jr.). Sí, la misma que se supone debe marcar las “mentiras de la prensa” en la mañanera de mr. AMLO. Hablaba de una nota de Reforma, sobre alzas a las tarifas de la CFE. Su sesuda conclusión fue que “no es mentira, pero se exagera”. Le molestaron el uso de “negritas” (caracteres en bold), los signos de admiración y esos recursos que se usan en la redacción de los periódicos para facilitar la lectura.
Aquí va un recuento de lo que ahora pasa en el País.
1.- Si pensamos que es insensato el regreso a clases presencial, cuando la tercera ola va subiendo, los hospitales se llenan de nuevo, los contagios a nivel nacional se mantienen arriba de 20 mil diarios y 500 en Sonora. Todos los días hay muertos, volvimos a las cifras superiores a 500 en el País (entre 10 y 30 en Sonora). Vemos que hay mucho rollo y cero estrategia. Y, claro, dirán que… no es mentira, pero se exagera.
2.- Si el Coneval revela que aumentaron las cifras de pobreza y pobreza extrema (el reporte dice que, de 2018 a 2020,la pobreza subió de 51.9 a 55.7 millones de mexicanos, y la pobreza extrema de 8.7 a 10.8 millones), dirán que… no es mentira, pero se exagera. Ah, por cierto, el Presidente aseguró que tiene “otros datos” (qué raro), pero no los mostró (doblemente raro).
4.- Gatell, siempre Gatell. Miren que joya de declaración para justificar el regreso presencial a clases. “Hasta el momento no existe evidencia de que, con la apertura de escuelas, se registren grandes de brotes de contagios Covid”. Si decimos que es una estupidez porque esa apertura todavía no sucede, nos dirán que… no es mentira, pero se exagera.
Y del dilema del deporte y los Juegos Olímpicos (lugar 84) hablaremos después porque es ooootro problema. Por lo pronto, es lamentable corroborar en manos de quiénes estamos.
Martín Holguín