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Un hueso duro de roer

En el proyecto de ganar la gubernatura de Sonora este 6 de junio, Morena tiene un gran obstáculo por salvar

En el proyecto de ganar la gubernatura de Sonora este 6 de junio, Morena tiene un gran obstáculo por salvar y este consiste en que tanto el PRI como el PAN han logrado “amasar” decenas de miles de seguidores durante los últimos sexenios.

En las últimas siete elecciones a Gobernador, los votos a favor del tricolor, más los de los albiazules, suman 4 millones 175 mil sufragios, esto es, casi 600 mil boletas en promedio cruzadas a favor del PRI, más el PAN, en cada jornada electoral desde 1979 al 2015.

Este monto favorable a ambos partidos sube hasta 843 mil si consideramos las tres elecciones que se han presentado en lo que va del presente milenio (2003, 2009 y 2015).

Y la cantidad de votos se abulta todavía más, hasta un nivel cercano a los 903 mil, si tomamos en cuenta solamente los sufragios alcanzados por ambos partidos en el 2015.

Cierto que tres años después, en la presidencial del 2018, tanto priistas como panistas se volcaron a favor de Andrés Manuel López Obrador porque consideraban que ya era hora de ponerle un alto a presidentes azules y tricolores por sus malos resultados.

La desesperación ciudadana ante tanta inseguridad, corrupción y bajo crecimiento económico, empujó a un gran porcentaje del “voto duro” azul y rojo a darle la espalda a los candidatos de sus respectivas organizaciones políticas.

En esta especie de “berrinche”, cientos de miles de sonorenses creyeron en las atractivas y soñadoras promesas del líder de Morena y el domingo 1 de julio de hace casi tres años optaron por escoger al “nuevo por conocer” dejando atrás al “viejo por conocido”.

La aureola de salvador del tabasqueño se fue fabricando “a fuego lento”.

López Obrador quería ser Presidente de la República desde el 2006; le insistió en el 2012 y por fin logró su sueño el 2018 debido a los costosos yerros de las dos últimas administraciones federales: La panista del 2006-2012 y la priista del 2012-2018.

En dichos sexenios las cosas se salieron de control y el desánimo hizo presa de la ciudadanía, por lo mismo se le dio la espalda a los personajes de los partidos de siempre.

Luego entonces, López Obrador se acomodaba la banda presidencial el 1 de diciembre del 2018, aunque desde tres meses antes ya se comportaba como mandatario, pues Morena presumía mayoría en el Congreso.

CRECE DESENCANTO

Probablemente en los estados del Sur del País el arrastre del tabasqueño siga como desde el primer día, pero en las entidades del Norte “el ángel” del de Macuspana se disipa porque la austeridad republicana ha pegado fuerte.

Las encuestas que miden la aprobación del Presidente indican que a la fecha alcanza un nivel del 57% siendo que al tercer mes de su Gobierno, en febrero del 2019, andaba en un histórico 83%.

El 57% actual aún no considera la tragedia de la Línea 12 del Metro y, para todo fin práctico, López Obrador es menos popular que el ex presidente Calderón al vigésimo octavo mes de su administración.

Las expectativas apuntan que para finales este mes de mayo el tabasqueño sea incluso menos popular que Vicente Fox, y un mes después, que Ernesto Zedillo. Apenas logrará superar a Enrique Peña, el único Presidente que estuvo buen tiempo por debajo del 50% de aprobación.

En caso de que la correlación entre aprobación y seguidores sea alta, los más de 30 millones de votos alcanzados en el 2018 podrían ajustarse de forma significativa en las elecciones de este año.

En Sonora, el “tsunami guinda” podría debilitarse este 6 de junio en grado mayúsculo ya que el desencanto en materia de seguridad, salud y economía es más sobresaliente que antaño.

Hace casi tres años el “efecto AMLO” en la entidad provocó una votación histórica de casi 652 mil votos para la alianza del Presidente; en esa nueva realidad, el PRI y el PAN pudieron rescatar juntos cerca de 350 mil votos.

Ahora, si tal cascada de sufragios guindas de 652 mil se achica en el equivalente a la menor aprobación del mandatario de un 31.3% (al caer del 83% al 57%), los votos para Morena de Alfonso Durazo serían de unos 448 mil sufragios.

Con el histórico voto rojo y azul de unos 600 mil electores de las últimas siete elecciones -más ahora el 10% de Ricardo Bours que se une a la candidatura del “Borrego”-, el de Bavispe y sus secuaces no tienen aparentemente posibilidades de éxito, más aún cuando el hipnotismo de la 4T se desploma en Sonora.

Javier Villegas Orpinela tiene maestría por el Itesm, economista UANL y diplomado en Northwestern University. Director de la revista Correo y profesor de Economía en la Unison.

jvillegas@correorevista.com

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Facebook: Javier Villegas Orpinela

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