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Veinte años atrás en la lucha contra la pobreza

La Comisión Económica para América Latina (Cepal) calcula que los niveles de pobreza extrema en la región, por causa de la pandemia, se ubiquen en los mismos números que en el año 2000. Un retroceso de dos décadas

La Comisión Económica para América Latina (Cepal) calcula que los niveles de pobreza extrema en la región, por causa de la pandemia, se ubiquen en los mismos números que en el año 2000. Un retroceso de dos décadas.

Una vez más 12.5%, uno de cada ocho latinoamericanos, ahora se encuentra en esta situación. Cinco puntos arriba de 2014, cuando se alcanzó el nivel más bajo con el 7.8% de la población.

Las medidas de protección social de emergencia adoptadas por prácticamente todos los países, hay excepciones, han contribuido a paliar el golpe sobre la economía familiar. Esto, con todo, no logró frenar el aumento de la pobreza moderada y de la pobreza extrema.

El número total de personas bajo el nivel de la pobreza es de 209 millones a finales de 2020, 22 millones más que al cierre de 2019. Y de ellos, 78 millones son pobres extremos, ocho millones más que un año antes, según la Cepal.

Hoy ocho de cada 10 latinoamericanos viven en situación de vulnerabilidad, con ingresos equivalentes a tres o menos de tres salarios mínimos. Estas tendencias se agudizan en las zonas rurales y en las regiones de mayor población indígena.

América Latina y el Caribe son unas de las regiones más golpeadas por el Covid-19 tanto por el número de casos de contagio como por el de muertes. Con sólo el 8% de la población mundial acumula uno de cada cinco contagios y más de uno de cada cuatro fallecidos a escala global.

Ahora la región vive una crisis inédita tanto en lo económico como en lo social, que se asienta sobre problemas históricos como la inequidad, que sigue siendo la más desigual del mundo. Se añade la informalidad laboral, la carencia de protección social y la vulnerabilidad.

La Cepal sostiene que quienes históricamente más han sufrido, están sufriendo y sufrirán más que cualquier otro los estragos de la pandemia. Es claro que como “siempre, los grandes perdedores están siendo los pobres”.

Las pérdidas de puestos de trabajo y la reducción de los ingresos laborales serán mayores en los estratos de ingreso bajo, en el sector informal y en los más jóvenes. Los estratos de ingreso medio van a sufrir el proceso de movilidad descendente: Regresar al punto de partida.

Entre 2019 y 2020 los estratos de ingresos bajos han aumentado en 4.5 puntos porcentuales (28 millones de personas más) y los estratos de ingresos medios se han contraído en -4.1 puntos porcentuales (25 millones de personas menos).

En el caso de América Latina y el Caribe, a diferencia de otras regiones, el porcentaje de trabajadores que pueden desempeñarse a distancia de los centros de trabajo es muy bajo. Para la mayor parte de empleados de la región, el teletrabajo no es una opción real.

La región requiere de políticas públicas para enfrentar la emergencia generada por la pandemia y alcanzar una recuperación distinta que vaya más allá de donde se estaba. Exige avanzar hacia un verdadero estado de bienestar, que ahora se hace más necesario que nunca.

Esto hace necesario caminar hacia políticas sociales centradas en los derechos, la igualdad, el trato digno, junto a la construcción de pactos sociales orientados a la construcción de sociedades más justas, inclusivas y cohesionadas.

Es el camino, para evitar los crecientes niveles de malestar social, de conflictividad, de expresiones de violencia, que ponen en cuestión la representación y la legitimidad de la democracia y sus instituciones, que son un obstáculo al desarrollo de la economía, dice la Cepal.

Twitter: @RubenAguilar

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