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AMLO, come y se va

Por qué la necedad de llevar a cabo esta visita presidencial, faltando 117 días para las elecciones en Estados Unidos

En el mejor de los casos, la reunión de esta semana entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y su homólogo estadounidense, Donald Trump, sería olvidado en 48 horas después de la cena en la Casa Blanca. Con suerte, lo que quedará plasmado en la memoria de los ciudadanos en ambos países será una fotografía de ambos presidentes, sentados con una sonrisa incómoda. Y parecería, que por lo menos en los medios de comunicación estadounidense esto fue exactamente lo que ocurrió.

Los medios de comunicación en Estados Unidos estuvieron más enfocados en informar, hora a hora, estratos escandalosos del libro publicado por la sobrina del mismo Donald Trump titulado Demasiado y nunca suficiente: Cómo mi familia engendró al hombre más peligroso del mundo. Con ese título y con lo poco que se ha filtrado del libro, casi se garantiza que a partir del jueves nadie estará conversando sobre la reunión entre los presidentes, por lo menos en Estados Unidos.

De hecho, no debería de sorprender si uno considera cómo se comporta el presidente Trump cuando está acorralado por algún escándalo y busca desviar la atención mediática con decisiones aún más escandalosas, como amenazando con una guerra o romper relaciones bilaterales con China. La decisión de retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud esta semana, además de hacer un llamado de que todos los colegios deben iniciar clases en septiembre o sufrir un corte de recursos federales, podrían ser parte de una estrategia de buscar desviar la atención del libro de su sobrina Mary Trump.

Y aunque el Presidente mexicano ya está de regreso en México, esto no significa que el equipo de Andrés Manuel López Obrador deba bajar la guardia. De hecho, más que los resultados y acuerdos reales que se obtengan de esta reunión, mucho más importante será el control del mensaje de los resultados del encuentro entre los presidentes.

Y ahí sí, serán muy importantes las “benditas redes sociales”. Trump es radioactivo, el que se le acerca eventualmente sale quemado. Además, si la historia nos sirve de referencia, lo primero que hizo Trump después de su reunión con el entonces presidente Enrique Peña Nieto, fue traicionarlo, pese a que le ofreció todas la pleitesías como candidato. No hay ninguna razón para pensar que no haría algo similar al presidente López Obrador. Por eso, será fundamental que el equipo de comunicación del Presidente empiece a plasmar los 'acuerdos' de la reunión, ya sea cierto o no. Porque no hay duda alguna de que el presidente Trump usará su cuenta de Twitter para asegurar que él construirá el muro para detener la migración ilegal y el Covid-19, que México pagó el muro virtual con la Guardia Nacional (y esto continuará si es reelecto), además de que gracias al T-MEC se regresarán de México los empleos perdidos por los estadounidenses (aunque esto no sea cierto).

Tendrá Andrés Manuel López Obrador que ganarle la guerra de las redes sociales al indudable campeón tuitero de Trump. Y sí, el Gobierno de México tendrá que estar dispuesto a contradecir públicamente a Trump, aunque sea solamente en las redes.

Y aunque se ha criticado la decisión del Presidente de México de no reunirse con representantes demócratas y la comunidad migrante durante su visita, esta falla puede resolverse fácilmente: Hacer contacto con representantes de las comunidades migrantes, con legisladores demócratas y hasta con el mismo candidato Joe Biden, una vez que el presidente López Obrador regrese a México para explicar qué fue lo que se discutió y se acordó con el controvertido Trump.

No hay que olvidar que hay varios temas pendientes entre ambos países que fácilmente podrían convertirse en temas electorales para la campaña de Trump: Tráfico de fentanilo a Estados Unidos, un cambio de régimen en Venezuela, médicos cubanos, futuros votos en el Consejo de Seguridad, fortalecimiento de los procesos de seguridad en la frontera para continuar deteniendo migrantes que busquen ingresar a Estados Unidos. En cualquier momento uno o varios de estos temas podría surgir en un tuit o un discurso de campaña del presidente Trump.

Por qué la necedad de llevar a cabo esta visita presidencial, faltando 117 días para las elecciones en Estados Unidos, tal vez nunca lo sepamos. Pero, también si la historia nos sirve de referencia, pronto sabremos si esto fortalece al canciller Marcelo Ebrard y sus ambiciones políticas rumbo a 2024, o si será su Waterloo.

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