Migrantes
El caso es que, por lo menos el 29 de enero, según denuncian las organizaciones, no se permitió el acceso a la mayoría de las estaciones migratorias.
¿En qué cabeza cabe que -mediante un oficio de un funcionario del Instituto Nacional de Migración- se pretenda impedir -así sea temporalmente- que defensores de derechos humanos y organizaciones de protección a los migrantes ingresen a las estaciones migratorias y estancias provisionales para realizar su trabajo? De un plumazo se pretendió impedir que se ejerciera la voluntad y el derecho a defender a los migrantes y que estos tuvieran representación legal, asistencia o acompañamiento en una situación sumamente vulnerable. Se pretendió dinamitar -con una simple hojita burocrática- el andamiaje más básico de protección internacional a personas en condición de detención migratoria y, de paso, los compromisos del Estado mexicano en esa materia. Tamaño despropósito no es un hecho aislado y, por lo tanto, no puede considerarse que el oficio del licenciado Antonio Molina Díaz sea una ocurrencia, sino una acción en la lógica de restringir a los defensores de migrantes. Obviamente el funcionario se excedió en sus facultades y en la lectura de lo que era necesario para seguir una política migratoria que complazca las exigencias del Presidente norteamericano y evitar que cumpla sus amenazas. El caso es que, por lo menos el 29 de enero, según denuncian las organizaciones, no se permitió el acceso a la mayoría de las estaciones migratorias.
Por más que la propia Segob haya desconocido el contenido del famoso oficio, al tiempo que reconocía su existencia, no deja de ser ilustrativo del tipo de cosas que ocurren en materia migratoria desde que Trump amenazó con sorrajar a México cargas arancelarias si no frenaba la migración indocumentada y mantenía en territorio mexicano a todos aquellos que buscan asilo o refugio en Estados Unidos y, ya de paso, mandaba a los mexicanos que piden lo mismo a que esperen -el tiempo que sea y mientras les resuelven- ¡en Guatemala!
La situación se complica cuando irrumpe el fenómeno de las caravanas intentando cruzar por México. Por más que sea impactante ver a los migrantes caminar de esa manera, numéricamente no superan a los millones que han cruzado y cruzan, desde siempre, de manera silenciosa la frontera, buscando llegar al Norte. Aquí hay un debate abierto entre los expertos. Algunos afirman que las caravanas son una forma organizativa que han elegido los migrantes para reducir riesgos y protegerse de secuestros, robos, extorsiones y violaciones en territorio mexicano. Otros afirman que son un fenómeno inducido con propósitos políticos y electorales. El padre Alejandro Solalinde, fundador de Hermanos en el Camino, manifiesta su suspicacia al cuestionar la irrupción de las caravanas en momentos clave del proceso electoral en EU. La imagen de los miles de hombres, mujeres y niños apuntala el discurso del presidente Trump, que se refiere al fenómeno migratorio de manera xenófoba y despectiva como "La Invasión".
La publicación del oficio del INM detonó una fuerte reacción de centenares de organizaciones y defensores que han exigido al Estado mexicano que "... acepte y brinde las condiciones necesarias para que se realice la visita prevista de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a las Fronteras Sur y Norte a la mayor brevedad posible"; que se abstenga de criminalizar y obstaculizar las tareas de monitoreo, representación legal y acompañamiento que realizan y que permita la renovación de los permisos, que cumplan con los requisitos legales, para entrar a las estaciones migratorias y estancias provisionales y procurar la defensa y acompañamiento de los migrantes. En el comunicado, también se le pide al Estado mexicano que acepte, oficialmente, el carácter de lugares de privación de libertad que tienen, hoy por hoy, las estaciones migratorias y estancias. El Gobierno insiste en que se "rescataron" tantos o cuantos migrantes, cuando es evidente que se trata de detenciones, por más que sea cierto que los migrantes están expuestos a mil y un peligros.
La actual situación migratoria ha permitido a Donald Trump ufanarse de que México está pagando el muro, tal como él prometió que sucedería. Y, sí, en la práctica, México está pagando el muro virtual al que ha obligado Trump, so pena de sanciones arancelarias. Y, sí, México está pagando el muro y está pagando con una moneda muy cara, no sólo por los millonarios recursos económicos que cuesta mantener a los 26 mil elementos de la Guardia Nacional, entre otros costos, sino por las violaciones a la Constitución, tal como lo ha señalado el diputado Porfirio Muñoz Ledo, que se ha convertido en el más agudo y lúcido crítico de lo que está pasando con los migrantes en México.