Bolivia
Bolivia se ha convertido en uno de los principales focos de atención para los mexicanos, una vez que el Gobierno de nuestro País decidió aceptar la solicitud de asilo que promovieron el presidente
En un santiamén América Latina ha entrado en una fase de grandes convulsiones y enormes desafíos. Bolivia se ha convertido en uno de los principales focos de atención para los mexicanos, una vez que el Gobierno de nuestro País decidió aceptar la solicitud de asilo que promovieron el presidente, el vicepresidente y otras figuras políticas del país andino.
Lo que ha ocurrido en Bolivia es una enorme tragedia. La toma de poder, en una pretendida acción legal, no pudo ser más estrujante: La segunda vicepresidenta del Senado se erige presidenta ante la forzada renuncia de los altos mandos, rodeada de símbolos religiosos, en un congreso sin quórum. Un alto general del ejército colocó la banda a la senadora en el vivo retrato de un golpe de Estado.
Las protestas han sido reprimidas y la escalada violenta ha dejado a varias decenas de personas muertas, centenares de heridos y una gran cantidad de detenidos. Las operaciones combinadas de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas bolivianas se han desplegado de manera muy violenta y reprimido a grandes conglomerados de indígenas.
El gobierno de facto ha llegado al extremo de emitir un decreto -el número 4078- con el cual pretende exonerar por adelantado de cualquier tipo de responsabilidad penal a los miembros de las Fuerzas Armadas que hayan participado -de la manera que sea- en los operativos que se realizan para "el restablecimiento y la estabilidad del orden público". En pocas palabras, el gobierno golpista despliega un permiso para matar a quienes hoy detentan la fuerza pública.
El decreto es tan escandaloso, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, otros organismos internacionales y el Gobierno de México reaccionaron, de inmediato, para condenar las pretensiones del gobierno golpista. Inadmisible fue la palabra que usó la CIDH en su comunicado. No solo se quebró el orden constitucional para forzar la salida de Evo Morales del territorio boliviano sino que, si no se revierte como se exige el golpe, estaríamos en la antesala de la instauración de una dictadura.
Morales convocó al Papa, la ONU e instancias internacionales para crear una Comisión de la Verdad que permita esclarecer lo sucedido en las pasadas elecciones que, sin duda, ganó en primera vuelta y cuyo tramo final para determinar si tenía o no un diferencial del 10% que exige la ley para dispensar una segunda vuelta se puso en duda merced a la observación y auditoría de la OEA. Morales aceptó el asunto y había concedido que se realizaran nuevas elecciones pero, el golpe ya estaba en curso. Se amenazó de muerte, se persiguió a líderes indígenas, se vandalizó la casa del presidente y se les obligó a presentar sus renuncias.
Hoy Morales y García Linera reclaman su derecho a volver a Bolivia y ofrecen, para ayudar a pacificar, no ser de nuevo candidatos.
Se ha llegado a tal punto en esta crisis, que no hay más camino que organizar elecciones democráticas con el concurso de instancias internacionales. Por el actuar de su secretario ejecutivo, la OEA ha quedado inhabilitada, en materia de credibilidad, para conducir o acompañar un proceso de esta envergadura, aunque el gobierno golpista y Luis Almagro están a todo vapor tratando de ganar la partida.
El gobierno de facto pretende agudizar la crisis al dar a conocer un video en el que se escucha una voz -ciertamente- muy parecida a la de Evo Morales que conversa con, aparentemente, un líder indígena al que orienta y da indicaciones para organizar la resistencia a lo que ya llama dictadura.
Le dice que tienen que repartir en turnos las protestas para que la gente no se canse; que tienen que bloquear para impedir que lleguen alimentos a las ciudades; que tienen que dar una batalla en contra de la impostura y anticipa, también, que la Asamblea votaría en contra de aceptar su renuncia.
Sin más elementos que la difusión de ese video por parte de un miembro del grupo golpista, la Fiscalía admitió una demanda penal contra Evo Morales por, al menos, una decena de delitos algunos hilarantes como "incitar al racismo y la discriminación".
Le han levantado causas penales por asociación delictuosa, organización criminal y terrorismo. Están empeñados en que no vuelva. Se juega mucho en Bolivia.
Será la prueba de fuego para un Estado plurinacional que colocó a los indios como actores centrales en todas las instancias de gobierno y representación social, empezando por su presidente, y que logró un modelo económico que tiene hoy a Bolivia con expectativas de crecimiento económico de 4.5% en este 2019.