Límites mentales
Pronto empezamos a darnos cuenta de que todos también habían conquistado posiciones privilegiadas en sus respectivos mercados...
Es asombrosa la cantidad de límites que los empresarios nos imponemos en nuestra mente.
Una vez más nos hemos reunido con unos empresarios del centro de México para trabajar en sus planes de crecimiento. Primero les preguntamos en qué veían que sus empresas habían logrado diferenciarse y en qué momento se encontraban hoy. Luego les cuestionamos sus expectativas en cuanto al valor que podrían llegar a alcanzar sus negocios con una mirada a cinco años.
Hablaron de sus retos y limitaciones. Todos plantearon que les faltaba capital, que sus recursos humanos y materiales eran apretados, que el entorno no les favorecía, que no contaban con la información suficiente para tomar decisiones y una larga fila de etcéteras.
Pronto empezamos a darnos cuenta de que todos también habían conquistado posiciones privilegiadas en sus respectivos mercados, y que tenían a su alcance estupendas oportunidades muy valiosas que podrían aprovechar en el corto plazo.
Entonces les compartimos nuestra metodología de gestión de valor y buscamos la manera de llenarlos de optimismo. Primero les hablamos de cómo medir el valor de cada empresa y de cómo este se construye administrando por separado cada fórmula de negocio. Luego les compartimos los números que habíamos elaborado sobre los rangos de valor de cada una de ellas en sus compañías.
Por último les ayudamos a construir una visión concreta de cómo disparar esos valores a través de proyectos detonadores en los ámbitos de la Generación, Multiplicación y Captura del valor.
Las diferencias entre sus expectativas del primer día y sus visiones del final del segundo día fueron astronómicas. Todos se fueron con planes concretos de cómo incrementar el valor de sus respectivas compañías entre 150% y 600% en poco tiempo.
Al despedirse, uno de los empresarios comentó: “Esta reunión me cambió la visión de las cosas completamente. Yo estaba ciclado en que nos faltaba dinero, pero ahora veo que tenemos otras formas de darle la vuelta a los negocios. La idea de adquirir otra planta con los recursos que tenemos nos abre un potencial impresionante. Es crucial salirnos de ese negocio que nos distrae y no vale la pena. Ahora necesitaremos una estrategia fiscal para poder manejar el impacto en el crecimiento de nuestras utilidades”.
Los comentarios de todos ellos fueron igualmente positivos y optimistas. Nos volveremos a reunir con ellos para seguir aterrizando sus proyectos estratégicos, y en dos meses para dar seguimiento y resolver las primeras dificultades. No tenemos duda de que sus empresas van a transformarse en poco tiempo. Seguimos viendo el enorme poder que tiene el trabajar en equipo con una metodología efectiva y poderosa.
Pero no dejamos de darnos cuenta de lo que pueden frenar a los empresarios sus propios límites mentales. Seguramente éstos tienen muchas causas, pero en su mayoría tienen que ver más con las ideas y apreciaciones que ellos tienen de sí mismos que con las condiciones externas que les rodean. Nuestros pensamientos nos mueven y nos permiten ser, o dejar de ser.
Nuestra mente puede ejercer una gran influencia en nosotros. Esa influencia puede a su vez dejarse llevar por malas experiencias, por falsas advertencias, por temores y por la comodidad de no atreverse. Esas son influencias negativas.
Pero también nuestra mente puede sobreponerse y tomar las riendas, podemos desestimar los malos consejos de nuestros miedos y abrirnos a nuevas posibilidades. Hemos de aceptar que nuestro principal enemigo somos nosotros mismos. Nuestras flaquezas, inercias y falta de voluntad nos detienen.
Podemos afirmar que nos falta liderazgo, nos falta visión, nos falta atrevernos a pensar en grande; nos falta escuchar más a las pocas voces que creen en nosotros y menos a las que nos desaniman.
Claro que tenemos que ser realistas y trabajar duro; pero no cabe duda de que podemos encontrar nuevos caminos y seguirlos con determinación. Podemos transformar nuestras organizaciones, influir en nuestro medio, cambiar el mundo. No permitamos que nuestros límites mentales terminen ganando y frenando nuestro avance.
Carlos A. Dumois es presidente y socio fundador de Cedem.
c_dumois@cedem.com.mx
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* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.