Las rebanadas del pastel
Les compartiré, en la presente reflexión, un par de eventos que considero están íntimamente relacionados.
Les compartiré, en la presente reflexión, un par de eventos que considero están íntimamente relacionados y que sus esencias probablemente tengan que ver con muchísimas más áreas de la cosa pública, aquella que nos debe de interesar y en la que debemos participar.
Primero
El lunes pasado me invitaron a estar en Mexicali para dialogar sobre las alternativas posibles en cuanto a los retos sociales y económicos presentes y futuros de la Baja Norte.
El encuentro se realizó en la casa de uno de los más fuertes liderazgos empresariales de la región y prácticamente todos los presentes eran cabezas en sus respectivos ramos. Había un ingrediente especial: Entre las no más de 25 personas, estuvieron también Mario Delgado y Tatiana Clouthier, coordinador y subcoordinadora, respectivamente, de los diputados federales de Morena.
Como podrán imaginar, sólo un par de los empresarios votó por ese partido, pues por años el prianismo ha sido un aliado (o a veces, socio) del fortalecimiento de la gran mayoría de los principales capitales en Baja California.
No obstante y en reconocimiento de quien tiene hoy el poder, hubo una conversación amena de la cual rescato dos participaciones centrales. El primer comentario fue en torno a los trenes en México, su infraestructura, que estaba acabada, que se le debería de dar mantenimiento a las vías e incluso que deberían de construirse más; que no era posible que se siguiera en esa condición.
La mayoría de los presentes asintieron y uno casi aplaude. Tenía yo al lado al que comentó y le dije que sería bueno platicar esto con Germán Larrea, dueño de todo lo mencionado. Entonces, enmudeció el palenque. La segunda intervención que registré gira alrededor del tema de la incertidumbre.
El empresario señaló la calificación actual de Pemex, la calificación de riesgo del País, la decisión del aeropuerto, etc. “La incertidumbre pone nerviosa a la inversión y a los mercados”, dijo. A este punto, Delgado señaló que la principal certeza que deberían tener es que se acabaría con la corrupción. Sí, la respuesta es muy abstracta y me consta que no le bastó a los presentes, pero si ello llegara a suceder (porque tomemos en cuenta que la ineptitud en el Gobierno también es una forma de corrupción), con eso se lograría muchísimo.
Finalmente, me animé a preguntarles a ambos legisladores, cuál era la dinámica que tiene el Congreso frente al Presidente. Como hace muchas décadas no se veía -les dije- estamos con un Presidente que ganó por él, no por su partido (como ganaban los del PRI) sino por él… y que gracias a él, llegaron al poder alcaldes, gobernadores, legisladores locales y federales, de chile, manteca y dulce.
Entonces, en un escenario así, ¿cómo ser un contrapeso real y sano, como el de cualquier democracia medianamente seria? Clouthier en su libro dice que es falso que AMLO sea un autoritario; “si se le contra-argumenta con elementos válidos, él escucha y cambia de opinión, el problema es que la mayoría tiene miedo de contradecirlo”. Ambos coincidieron, como era de esperarse, en que el Congreso era independiente y señalaron varios ejemplos válidos de discusiones.
SEGUNDO
Confieso que desde las postrimerías del proceso electoral del 2006, la persona de Germán Martínez se ganó mi antipatía. Defensor a ultranza del fraude de ese año, Martínez boxeó con ferocidad a sus adversarios políticos: Su izquierda eran los sofismas alrededor del “peligro para México” que supuestamente representaba AMLO y su derecha era la manera de organizar al PAN y demás fuerzas afines, para que el proyecto de Calderón cuajara, sin embargo, Martínez después vivió una metamorfosis y terminó convirtiéndose en un aliado clave de AMLO, llegando a ocupar la dirigencia del IMSS. “El pragmatismo a ultranza del Presidente”, pensé… e imaginé que en esta y otras dinámicas similares, se iría cayendo en baches que irían aflojando la carrocería de la 4T. Todo esto, por aquella añeja imagen del Martínez del 2006. Luego, leí su renuncia y, debo admitir, reconocí un rigor y una honestidad intelectual en este señor.
El presupuesto de México es como un pastel que hay que repartir. El problema es que Cristo (que tenía, entre otros dones, la habilidad de multiplicar la comida) no está a la mano y si se quiere hacer una rebanada más grande, necesariamente se tendrá que hacer más chica la siguiente.
La renuncia de Martínez, larga y detallada, es extraordinariamente sana (si se decide ser optimista y no grillo) pues señala con claridad cuáles son los aspectos donde se está atorando la carreta de la 4T y dice, recordando a Tatiana, lo que muchos otros no tienen el valor de decirle al Presidente.
Recortarle a la salud para invertirle al rescate de Pemex, ¿a quién beneficia directamente? ¿A quién perjudica directamente? Una medida así, ¿es liberal y progresista o conservadora y neoliberal, como dice Martínez? ¿Qué es “primero los pobres”: transferencias directas en dinero o infraestructura funcional que cree o salvaguarde capacidades para enfrentar la pobreza? Dinero hay, pero se reasignan los recursos (rebanadas del pastel), ¿se está haciendo de la manera más eficiente, maximizando el resultado de la inversión? Creo que a finales del año conoceremos las respuestas, a partir de los resultados.
El autor es presidente fundador de Creamos México A.C. y especialista en políticas públicas por la Universidad de Harvard.
jesus@creamosmexico.org