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Y todo quedó en un sueño

Los políticos de cualquier color tienen la costumbre de prometer obras, servicios o reducción de impuestos sin meditar en las dificultades que se presentarán para cumplir.

Los políticos de cualquier color tienen la costumbre de prometer obras, servicios o reducción de impuestos sin meditar en las dificultades que se presentarán para cumplir. Ahora la pandemia ha sido un buen pretexto para justificar el que no se hayan realizado las promesas de campaña, pero la verdad es que todos los niveles el mayor problema es económico.

Esta semana me quiero referir a una buena intención, un sueño válido, una alternativa para niños, niñas y jóvenes para encausar sus entusiasmos, se trata de una escuela de música que se iba instalar en una construcción abandonada por el gobierno de Baja California en Mexicali, la cual se había convertido en picadero y nido de malvivientes. Me refiero al edificio donde alguna vez albergó una clínica del Issstecali, en callejón Zacatecas número 513, en la colonia Esperanza.

Hace poco más de un año, la entonces alcaldesa de Mexicali, Marina del Pilar Ávila Olmeda presentó un proyecto de una escuela de música que sería operada por la fundación Benning. Mostraron unas láminas con la remodelación del edificio y nos indicaba la cantidad de salones para la impartición de clases de piano, canto, batería, instrumentos de cuerda, de viento, etc., inclusive una nueva fachada con una clave de sol y el nombre de Benning en una pared.

Marina del Pilar dijo ese día “eso permitirá que, de inicio, este modelo y pueda beneficiar a mil 500 niñas, niños y jóvenes de Mexicali”. Un ambicioso proyecto para alejar a niños y jóvenes de las drogas. Presentó a quien sería el director de la academia o escuela, el música bajacaliforniano Tito Quiroz, quien ya tenía experiencia en otros proyectos Benning realizados en Cuernavaca, Morelos y Ensenada, Baja California: “Hoy regresar a Baja California llena mi corazón de orgullo y ese mismo orgullo es el que estoy llamando a ustedes, apoyemos a los bajacalifornianos, no dejemos que los sueños de nuestros jóvenes se vayan”.

Las idea era incluir a los pequeños y pequeñas de escasos recursos en los cursos, como dijo Marina del Pilar, hoy gobernadora de Baja California, al hablar de la sensibilidad de Tito Quiroz: “Por su sensibilidad que siempre le ha caracterizado por entregarse de cuerpo y alma a este proyecto, este tiempo de beneficios el cual es fundamental para que vaya la música y el arte a las niñas, niños y jóvenes de escasos recursos”.

La tía de Marina del Pilar, Manuela Olmeda, era la presidenta del patronato del DIF de Mexicali, ahora presidenta del patronato del DIF estatal, con algunos tropezones dijo: “Será para el DIF municipal, para el XXIII Ayuntamiento y para el estado de Baja California, un ejemplo de que los cambios son reales y son para bien, estamos ansiosos de dar este paso de poder compartirlo con ustedes”. Pues le recuerdo a doña Manuela que el cambio sigue siendo irreal, porque pasé por ese lugar y es un nido de malvivientes y a un año no se ve ninguna remodelación.

Los niños, las niñas y los jóvenes seguirán esperando al fallido director Tito Quiroz; a Marina del Pilar le ganó su nueva posición: “ya que en muy poco tiempo podremos presenciar a música y las maravillas que aquí se van a crear, con corazón y voluntad nada nos detiene”. ¿Le habrá faltado corazón o voluntad? ¿Le habrá faltado dinero o pasó al olvido? Simplemente los sueños, sueños son, la realidad un edificio sucio, sin música, sin niñas ni niños.

*El autor es periodista independiente

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