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¿Y por dónde pasan las armas?

En un afán con tintes más propagandístico que legales para resarcir algún daño a la nación, el Gobierno de México mantiene una demanda contra las empresas fabricantes de armas de los Estados Unidos a las que acusa, públicamente, de ser las responsables de que miles de mexicanos hayan muerto en manos del crimen organizado.

En un afán con tintes más propagandístico que legales para resarcir algún daño a la nación, el Gobierno de México mantiene una demanda contra las empresas fabricantes de armas de los Estados Unidos a las que acusa, públicamente, de ser las responsables de que miles de mexicanos hayan muerto en manos del crimen organizado.

Es verdad que los más de 102 mil muertos que han dejado los enfrentamientos y ejecuciones entre los cárteles de las drogas durante los últimos tres años, en su mayoría han caído abatidos por las balas de armas que no son fabricadas en México las cuales, es cierto también, que casi en su totalidad han sido introducidas de manera ilegal al país procedentes del país del Norte.

Pero las organizaciones criminales no solo reciben dinero, sino que intercambian las drogas por armas que le son proveídas por sus compradores en Estados Unidos, Europa y China, por ejemplo, de donde llegan las AK 47.

Hay también un dato interesante: en los últimos diez años, más de 40 mil armas de diversos calibres y marcas han sido “robadas” a elementos del Ejército Nacional, Marina y otras corporaciones policiacas de los tres niveles de gobierno, las cuales luego aparecen relacionadas en ataques y enfrentamientos entre cárteles.

La gran pregunta es ¿por dónde cruzan las armas que llegan a los diferentes cárteles de la droga y grupos delincuenciales organizados que operan a lo largo y ancho del país?

Obviamente que tienen que hacerlo por aire, tierra y mar donde, donde los responsables de vigilar que armas y municiones no pasen a México son elementos adscritos a la Administración General de Aduanas, encabezados por cierto por funcionarios militares y que dependen de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

La Oficina para Drogas y Delitos de la Organización de las Naciones Unidas, sostienen que después de Medio Oriente, la frontera entre México y Estados es la segunda, a nivel mundial, por la que más armas cruzan de contrabando, estimándose que cada año unas 900 mil se introducen ilegalmente a nuestro país. En el 2020 y mitad del 2021 apenas se decomisaron 28 mil.

Es evidente que algo está fallando en la responsabilidad de las aduanas para detectar el contrabando de armas y parque de alto, altísimo poder, que por millares cruzan a nuestro país sin ser detectadas.

Pero también, prende las alertas y coloca en color rojo la posibilidad de que no sean inocentes fallas, sino que la corrupción permanezca en una de las instituciones del Gobierno Federal que jamás se ha distinguido por la honestidad y mucho menos la transparencia de servidores y funcionarios.

Como siempre, para el Gobierno de México resulta más atractivo mediáticamente el acusar a otros de lo que en gran parte es su responsabilidad y, como Poncio Pilatos, lavarse las manos en lugar de aceptar que la corrupción permanece en las aduanas del país por donde no solo pasan armas y municiones, sino miles de automóviles, llantas, ropa, zapatos y dólares…millones de dólares.

Y, paradójicamente, por donde pasa de todo, no pasa nada.

* El autor es periodista con 45 años de experiencia, licenciado en periodismo, asesor en comunicación y marketing político, consultor de medios.

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