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Y después de la Navidad, ¿Qué?

Todos relacionamos la Navidad con la paz, el amor, la alegría y la felicidad, o puede que laidentifiquemos más con el consumismo de los regalos y los derroches gastronómicos.

Todos relacionamos la Navidad con la paz, el amor, la alegría y la felicidad, o puede que la
identifiquemos más con el consumismo de los regalos y los derroches gastronómicos. Según
la educación de cada cual. También puede que signifique tristeza, melancolía, ansiedad y
depresión. Sea como sea, lo cierto es que la época navideña conlleva una gran carga
emocional y eso se debe al Espíritu de la Navidad. Infortunadamente para algunos, lo de los
regalos, comilonas y fiestas, en este año, y debido a la pandemia del Covid 19, no podrá
llevarse a cabo, si es que se hace caso a las recomendaciones de las autoridades de
salubridad. Afortunadamente para otros, ahora sí, con mucho mayor ahínco, sobresaldrán la
solidaridad, la fraternidad y los buenos deseos de salud y bienestar, a distancia. El Espíritu de
la Navidad es una actitud. Es esa predisposición a mostrar el amor, la felicidad y otros buenos
deseos al prójimo, con los mejores sentimientos.

Tal y como se explica en los párrafos de arriba, entonces gastar dinero en comilonas y regalospara todos no es la mejor forma de celebrar el Espíritu de la Navidad (Salvo que lo hagas para ayudar a los comerciantes). Además, este año, por la crisis de la pandemia, pocos podrán darse ese lujo. Así que este año, habrá que cambiar un poco los rituales navideños para
intentar recuperar el Espíritu de verdad. Este año, los regalos a pedir deberán de ser
emocionales, de salud para los enfermos, de fortaleza para todo el personal médico y sus
auxiliares, y de resignación para quienes están sufriendo las pérdidas de sus seres queridos.

Las fiestas ligadas a la navidad también son relevantes desde el punto de vista social, a causa del gran movimiento que generan. El tiempo de navidad influye incluso en la economía.

La navidad evoca en todos, los buenos sentimientos, el ideal de la paz y la armonía, la fraternidad y la solidaridad, la importancia de la familia y de los amigos. Todos quieren ser y sentirse un poco más buenos durante estos días. Está claro entonces que el impacto socialde
una fiesta en sí religiosa llega a diversos aspectos de la vida. Tenemos un fenómeno social
cuyas raíces se hallan en una festividad religiosa. Con sus limitaciones e incluso
desviaciones, no cabe duda que es una oportunidad para que el sentido del bien se haga
presente en los corazones de las personas.

Quienes celebramos el nacimiento de Jesús, lo creemos Hijo de Dios. Dios, se ha hecho
hombre para salvarnos. Así pues, para los creyentes, este tiempo es un tiempo de celebración
del misterio de la irrupción de lo divino en la humanidad, lo cual nos impulsa a vivir la
solidaridad con nuestros semejantes. Estos días, y más ahora, tenemos una oportunidad
extraordinaria para renovar los mejores afectos del corazón humano. Es un tiempo que nos
aviva a todos los hombres de buena voluntad, el deseo de colaborar para la paz. ¡Ánimo con
toda la esperanza!

*El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y coordinador de Tijuana en Movimiento

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