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¿Voto útil?

“El enemigo de mi enemigo es mi amigo”. KAUTILYA 

El “voto útil” o también conocido como “voto estratégico” es una forma de votar concentrando en una sola candidatura toda aquella dispersión de votos por otras opciones, pero que no tienen posibilidades reales de ganar una elección. Algo así como: “Fulano no va a ganar, mejor vota por Sutano que sí tiene posibilidades reales de ganarle al partido en el poder.”

Para definir si se convoca al voto útil o no, primero se necesita hacer un análisis detallado de las posibilidades reales sobre cada uno de los candidatos y después buscar consolidar todos los votos de aquellos que sus posibilidades son bajas, unirlos a la candidatura más viable y enfrentar así al rival más fuerte que generalmente es el gobierno, el partido mayoritario o alguna candidatura que represente amenazas importantes para la comunidad.

Lo cierto es que el voto útil es todo un andamiaje complejo, lleno de números, estadística y ecuaciones complejas. No es fácil bajar o detener a un candidato, por más pequeña que su popularidad sea, ya que previamente implicó una organización compleja desde animarse a ser candidato, construir una plataforma, diseñar una campaña, convencer a un equipo de trabajo y salir a la calle a pedir el voto.

Muchos consideran que en Baja California es urgente el llamado al voto útil para frenar los abusos del gobierno de Morena y sus expropiaciones, las violaciones a la ley electoral, los períodos de poder extendidos, la sumisión de las fiscalías ciudadanas, el crimen, los recibos locos del agua, la corrupción, etc.

¿Pero entonces qué tiene de malo, bueno y dudoso esto del voto útil? Intentaré explicarlo.

Sobre lo malo veo tres razones. Primero, un llamado al voto útil generalmente es un llamado a la polarización y al voto negativo. Segundo, existe la posibilidad de disolver las iniciativas de otros partidos ya que se tendría que negociar previamente una nueva agenda común y seguramente no entrarían todas las iniciativas de todos los partidos unidos. Y tercero, podría argumentarse que esto no sería moralmente legítimo ya que no se estaría votando por opciones genuinas sino por un modelo matemático.

Sobre lo bueno veo también tres razones. Primero, el ejercicio del voto útil bien organizado sería un verdadero ejercicio de construcción de contrapesos para el poder público que tanto se necesita en toda democracia. Es peligrosísimo comprar el discurso de que “hay que votar todo igual para que los gobiernos se lleven bien y bajen los recursos a nuestra comunidad”. ¡Mentira! La realidad es que así no funciona tampoco, muchas veces las luchas intestinas entre los partidos son más oscuras que aquellas entre partidos distintos. Vean cómo está el PAN destrozado, el PRI ni se diga y Morena peor. Segundo, una buena estrategia de voto útil obliga a los negociantes a construir con base en las coincidencias y no las diferencias, esto subiría el nivel del debate y de las propuestas. Y tercero, que existe la posibilidad real de motivar a los votantes indecisos, esos que no salen a votar porque “ganan los de siempre, no tiene caso ir a la casilla, de nada sirve”.

Lo dudoso del voto útil es que podríamos caer en una dinámica bipartidista y sin representación de otras iniciativas genuinas.

Se dice que ya se construye una estrategia de voto útil. Entonces ¿cómo, desde el partido en el poder, se frena a un voto útil de la oposición? Desmarcándose del Gobernador, señalando abiertamente los errores y garantizando justicia sobre los abusos cometidos. Ahí está el cálculo macabro de esta campaña en Baja California. ¿Se atreverán? quién sabe, hay muchos rajones.

* El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.

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