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Un Metro para Tijuana

No, no es una broma… Y antes de soltar la carcajada, espera y lee lo siguiente por favor:

No, no es una broma… Y antes de soltar la carcajada, espera y lee lo siguiente por favor:

El 26 de julio de 1981 nuestros vecinos de San Diego inauguraron la primera línea del Trolley con un recorrido desde la frontera con Tijuana hasta el centro de San Diego utilizando la vía férrea de carga que une a ambas ciudades. Desde un principio, los planeadores reconocieron el potencial que significaban todos los tijuanenses que cruzan cotidianamente a trabajar, estudiar y otras actividades con la necesidad de tomar un transporte colectivo. Y estaban acertados… Desde el primer día de operación, muchos adoptamos el servicio y hasta 10,000 tijuanenses se suben diario a él.

Hace algunas semanas, el Gobierno del Estado de Baja California presentó ante los bajacalifornianos un estudio preliminar donde se vuelve a plantear la alternativa. La Arq. Karen Postlethwaite, titular de la Secretaria de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Reordenación Territorial (SIDURT), hizo una presentación del estudio de factibilidad del tren urbano, donde se utilizaría la vía existente estimando una inversión que rondaría los 3,000 millones de pesos, suma que se antoja como difícil de conseguir, sobre todo cuando la última gran inversión que se hizo para intentar mejorar la oferta de transporte público nos dejó a un raquítico y abandonado elefante blanco circulando por la ciudad mejor conocido como el “SITT”. Este, fue despreciado por muchos grupos transportistas al considerar que el modelo de participación propuesto por las autoridades los ponía en desventaja y a merced de actores políticos apadrinados desde la Ciudad de México, poniendo en riesgo su patrimonio al adquirir cuantiosas deudas para compra del equipo requerido para participar. Los que entraron inicialmente en el proyecto tuvieron que desistir, ya que el flujo pocas veces les dio, siquiera para pagar los gastos de operación.

Suponiendo sin conceder que la inversión requerida fuera de 3,000 millones de pesos, resulta una inversión alcanzable para los tijuanenses si tomamos en cuenta que el gasto anual de los tijuanenses en transporte colectivo sin tomar en cuenta taxis libres, transporte por plataforma digital o transporte de personal ronda conservadoramente los 7,500 millones de pesos. Esto, equivale a alrededor de 335 millones de dólares, cifra por encima de los 305 millones de dólares anuales que cuesta todo el sistema metropolitano de transporte de San Diego.

Es por ello, que a un líder transportista que me llamó para conocer mi opinión sobre el tren, le dije que lo que hace viable la propuesta del gobierno del estado es el pésimo, costoso e inseguro servicio de transporte público que nos han acostumbrado a recibir, por lo que la única manera de posponer la propuesta del nuevo tren, era poner orden en su gremio y hacer los acuerdo y pactos necesarios para al fin ofrecer un servicio económico, seguro, predecible y sustentable para beneficio de los tijuanenses, y así dejar de ser un lastre para el desarrollo de nuestra ciudad.

Bienvenido el tren, está en manos de los transportistas si se hace ya, o en 20 años más. Mientras tanto, hemos formado un grupo ciudadano, inicialmente con Ariosto Manrique, Gabriel Valenzuela y Héctor López, con la intención de sumar más gente, ideas e intenciones, para desarrollar esta visión o apoyar esfuerzos bien intencionados a favor de un cambio positivo en la movilidad.

“Le hice una propuesta al alcalde en la mañana de poner un filtro para que fuera más seguro la visita, pero dice que no se puede por cuestiones de la constitución. Pero yo no creo que el filtro sanitario tenga que ver con la constitución más bien tiene que ver con salud”, declaró durante la exposición de Leyva Camacho, en el panel “El camino a la reactivación económica de Tijuana”, organizado por Grupo Healy.

* El autor es arquitecto tijuanense, pro ciudades compactas.

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