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Un 2022 complejo para Baja California

Dejando las cosas claras, 2022 será un año harto complejo para el estado de Baja California. Más allá de la inseguridad, que ha generado la muerte de más de mil 300 personas este año, solo en Tijuana, o de la pandemia de Covid-19 que ya va rápidamente a los nueve mil decesos a nivel estatal, la verdadera problemática que deberá unirnos a todos es la sequía, que se traducirá en falta de agua, una ausencia que se da en un escenario de años cada vez más cálidos a nivel mundial.

Dejando las cosas claras, 2022 será un año harto complejo para el estado de Baja California. Más allá de la inseguridad, que ha generado la muerte de más de mil 300 personas este año, solo en Tijuana, o de la pandemia de Covid-19 que ya va rápidamente a los nueve mil decesos a nivel estatal, la verdadera problemática que deberá unirnos a todos es la sequía, que se traducirá en falta de agua, una ausencia que se da en un escenario de años cada vez más cálidos a nivel mundial.

Si se coloca en 2022 el asunto es que, por primera vez desde que se firmaron acuerdos hídricos entre México y Estados Unidos, se estableció que nuestro país, y obviamente Baja California recibirá al menos 5 por ciento menos agua del río Colorado, y si eso no fuera suficientemente escalofriante, el crecimiento de la Zona Costa y una presa El Carrizo con menos nivel nos ponen en una posición de claro peligro hídrico.

Otra verdad que hay que mencionar aquí es el que el tema no debe politizarse. No se trata de un asunto de la transición entre gobiernos locales, del desempeño del gobierno federal o de la relación entre México y Estados Unidos. El cambio climático está teniendo consecuencias verdaderas que están provocando una sequía que “estresó” -como dicen los expertos- la presa Hoover, desde donde parte el río Colorado.

La clave de gobiernos y sociedad para los próximos años es el manejo responsable del agua. Es el manejo responsable del futuro de los bajacalifornianos, y para eso no sólo se requieren métodos inteligentes de riego en el Valle de Mexicali y verdaderas sanciones al desperdicio de agua, sino también una auténtica conciencia de parte de la sociedad entera.

Si ponemos las cosas en perspectiva, podemos ver con más claridad: el agua ingresa al estado desde Los Algodones, lo que el punto más al norte de todo nuestro país, para ser conducida a la presa Morelos, y de ahí ser llevada a Mexicali tanto en la zona urbana como en el área del Valle, posteriormente se bombea a través del Acueducto San Luis Río Colorado Tijuana, hasta la presa El Carrizo para distribuirse en la ciudad de Tijuana hasta Ensenada, sin embargo a este último municipio no llega la presión adecuada.

Hace mucho que comunidades de Playas de Rosarito enfrentan serias dificultades en materia de agua, y que entre menos agua del río llegue, nos pone en un serio conflicto. Tal vez las consecuencias se sentirán en 2022 cuando no haya suficiente agua en las comunidades, pero si no se toman decisiones determinantes para cuidar el nivel de nuestras presas, 2023 será aún peor y las próximas generaciones tendrán al agua como una de sus principales preocupaciones.

Habrá que poner atención a las soluciones que plantean las entidades públicas, y promover desde la trinchera de cada quien mecanismos de ahorro, así como pugnar porque los grandes consumidores tomen las decisiones adecuadas para asegurar un recurso que, dicho sea de paso, no es razonable.

*- El autor es periodista con 25 años de carrera, ha encabezado noticieros en la televisión internacional; ganó el premio Nacional de Periodismo y ha sido académico, además dirige la página www.alfredoalvarez.mx.

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